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domingo, abril 2, 2023

La desertificación empobrece a dos millones de personas y con un tercio de las pérdidas que genera se podría solucionar

Así, señala que hasta el 21 de octubre representantes de más de 190 países se reúnen para establecer las líneas de actuación para luchar contra la degradación de las tierras. Además, apunta que, aunque menos conocida que la Cumbre de Cambio Climático, este encuentro es «clave» para frenar el deterioro ambiental y favorecer el desarrollo.

   En este sentido, explica que las tierras secas son las «más vulnerables» frente a la desertificación, a la vez que su degradación reduce la fertilidad y productividad de los suelos; un efecto que se traduciría en escasez de alimentos, hambre, pobreza, migraciones y conflictos.

   Además, esgrime que las tierras secas son uno de los activos «más importantes» en la producción de alimentos y la extracción de medicinas o minerales valiosos, a la vez que en ellas se cultivan cereales y pastos para el ganado.

   Por ello, constata que invertir en zonas áridas tiene un «valor intrínseco» ya que alberga una biodiversidad única y brindan productos y servicios ambientales indispensables. «Luchar contra la desertificación de estas tierras significa apostar por el desarrollo a largo plazo», agrega.

FALTA DE INTERÉS INTERNACIONAL

   A pesar de ello, subraya que la proporción de ayuda oficial que se le destina ha ido disminuyendo de manera continua en los últimos 15 años. «Esta tendencia muestra la falta de interés internacional y el escaso compromiso político con este problema», puntualiza.

   Para España señala que es clave que se favorezca este tipo de inversión porque gran parte del territorio es seco y el 37 por ciento de sus tierras están amenazadas por riesgo de desertificación. De hecho, es el más europeo más afectado por este fenómeno.

   Finalmente, para IPADE, el éxito de esta Cumbre pasa por visibilizar, en primer lugar, la importancia de las tierras secas como hogar de más de un tercio de la población mundial y hábitat de un gran número de especies; promover el intercambio de experiencias y la participación activa de la sociedad civil en los procesos de toma de decisiones; así como fomentar la coherencia de políticas agrícolas, comerciales, ambientales, económicas y sociales.

   «Se han producido numerosas declaraciones de buenas intenciones sobre desertificación, degradación de la tierra y sequía, sin embargo es urgente que se transformen en acciones concretas para solucionar sus causas y mitigar sus efectos», relata.

   La Fundación IPADE es una ONGD especializada en medio ambiente que, desde 1987, trabaja en proyectos de cooperación al desarrollo en América Latina, África y Asia apoyando a poblaciones vulnerables para que su desarrollo sea económicamente viable, socialmente justo y medioambientalmente sostenible.

ECOticias.com – ep

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