Réquiem por la macrogranja de Noviercas. La que hubiera sido la mayor macrogranja – decían algunos que no existen en España – de nuestro país, de Europa y que estaría entre las cinco más grandes del mundo, no se construirá.
Así de rotundo, aunque esperamos, y es legítima, la pataleta de la empresa. El Gobierno aprobó a finales de 2022 el Real Decreto 1053/2022, de 27 de diciembre, por el que se establecen normas básicas de ordenación de las granjas bovinas y ya está publicado en el Boletín Oficial del Estado.
En su disposición transitoria primera dice claramente que los proyectos que hayan satisfecho todos los trámites necesarios para iniciar la construcción de las instalaciones antes del 6 de abril de 2022 se les aplica la normativa en vigor en el momento en el que se dio cumplimiento a esos trámites.
El faraónico proyecto de macrogranja no cumple este requisito y, por lo tanto, se le aplica la nueva normativa, la aprobada ahora, y que establece que el número máximo de animales para una vaquería de leche es lo equivalente a 725 vacas adultas.
En Noviercas querían explotar 16.128 vacas adultas
Y un total de 23.520 animales. O sea, solo vacas adultas serían más de 20 veces de lo que establece la normativa. En Caparroso, Navarra, esta misma empresa ya tiene una controvertida macrogranja que alberga a cerca de 8.000 animales. Una MACROGRANJA en toda regla y no una “biogranja” como, indebidamente, la llaman ellos en su lavado de imagen.
Al saber de la última versión de la normativa que se acaba de aprobar, rápidamente pidieron la ampliación de esta, para llegar a explotar más de 11.000 animales. Una vez más, el real decreto lo deja claro: también es de aplicación a las solicitudes de ampliación de las explotaciones ya en funcionamiento. El Gobierno de Navarra debe denegar esta solicitud y desde Greenpeace ya presentamos alegaciones en ese sentido.
Greenpeace viene trabajando para frenar el proyecto para Noviercas de forma incansable desde hace más de cinco años y la Asociación Hacendera se sumó en el 2019. Juntos, y con otras organizaciones – casi todas integradas en la Coordinadora Stop Ganadería Industrial – que también se oponían a este proyecto megalómano, nos hicimos más fuertes.
Un modelo sostenible de agricultura y ganadería
Desde Greenpeace defendemos un modelo distinto de agricultura y ganadería, uno que sea realmente sostenible, que respete los límites físicos del planeta, que esté arraigado en el territorio, que genere beneficios para todas las personas, no solo económicos.
Pero también en cuanto a servicios ambientales que ayudan a conservar el territorio frente a amenazas cada vez más devastadoras como los incendios o que no esquilmen un recurso cada vez más escaso como el agua y que tampoco dejen la poca que queda impropia para el consumo, para nosotros y las futuras generaciones.
En definitiva, que esté a la altura de los retos actuales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la escasez y contaminación del agua. Réquiem por la macrogranja de Noviercas.