El trigo bulgur: tan antiguo como beneficioso. Las referencias bíblicas indican que originariamente fue preparado por los antiguos babilonios, los hititas y las poblaciones hebreas, hace unos 4.000 años. Ya en el año 1000 aC, árabes, egipcios, romanos y varias civilizaciones israelíes lo consideraban como uno de los más apreciados alimentos cocidos y secos derivados del trigo.
Aproximadamente en el 2.800 aC, el emperador chino Shen Nung lo declaró uno de los cinco cultivos sagrados, junto con el arroz, el mijo, la cebada y la soja. Pasando así a considerarse una de las bases alimenticias más apreciadas e importantes de la cultura del Lejano Oriente.Y un ingrediente infaltable para llevar una vida saludable.
Nuestros antepasados hispánicos probablemente también pusieron en remojo la sémola de trigo (el bulgur) durante varias horas hasta que se hinchó y ablandó. Todo ello con el fin de preparar una deliciosa ensalada a la que se le agregaban unas pocas plantas silvestres picadas.
Milenios más tarde, la apreciada ensalada de bulgur marinado, más conocida como tabouli, constituye una variación de aquella antigua receta. Lo valioso es que no ha perdido vigencia y se considera un delicioso plato.
Los nombres del bulgur
El bulgur ha tenido muchisimas denominaciones. La palabra romana para denominarlo era Cerealis. pero los israelitas lo llamaron Dagan. Otros habitantes de Oriente Medio le decían Arisah, que es la forma en la que se hace referencia en la Biblia a este alimento.
Los estudiosos de la Biblia traducen arisah como «harina gruesa primaria» y según los arqueólogos bíblicos fue una papilla preparada a partir de trigo pre-cocido y secado al sol. La palabra bulgur en sí, tiene varias iteraciones: burghul, burghoul, balgour y boulgur, por nombrar solo unos pocos. El trigo bulgur: tan antiguo como beneficioso.
Un antiquísimo proceso de elaboración
Para los pueblos primitivos, el trigo era una excelente base alimentaria. Resultaba resistente a la contaminación y al ataque de los insectos. Además, podía ser almacenado durante largos períodos de tiempo sin que su esencia se alterase, por lo que se le consideraba el alimento “perfecto”.
El antiguo proceso de preparación del bulgur todavía se utiliza en pequeños pueblos en el Mediterráneo oriental. Se hierve el trigo en grandes ollas (a veces durante días) hasta que esté bien cocido. luego se lo tiende sobre superficies planas para que se seque al sol. Y continuación se parten los trozos grandes y se tamizan para separarlos en granos de diversos tamaños, cada uno de los cuales tendrá un uso especial.
Fabricación moderna
El bulgur permaneció como ingrediente fundamental de la comida tradicional exclusiva de la región mediterránea durante muchos años. Pero cuando la gente de Oriente Medio emigró, el trigo y su receta del bulgur se fueron con ellos.
A mediados de la década de 1900 se llevó a cabo una intensa investigación de los aspectos nutricionales y las técnicas del proceso del bulgur. Y los nutricionistas de la época descubrieron lo que los antiguos ya sabían. Que el bulgur podía ser considerado como un «alimento perfecto» en términos de nutrientes, sabor y calidad de conservación.
Poco después comenzó en varios países la producción comercial a gran escala. Principalmente bajo el impetuoso aumento de la exportación. A pesar de que para hacer bulgur hoy en día se emplean procesos de fabricación modernos y mecanizados, en la actualidad se siguen los mismos pasos básicos de preparación.
Exquisito y sano
Su textura delicada y suave lo ha hecho popular en todas partes del mundo. Los trigos enteros son más ricos en nutrientes y vitaminas que los refinados. Puesto que mediante dicho proceso son despojados de muchos ingredientes fundamentales. El trigo bulgur: tan antiguo como beneficioso.
El trigo bulgur es una acertada elección para todos aquellos que optan por seguir una dieta saludable y balanceada, ya que su contenido en grasas es muy bajo, posee una cantidad importante de fibras y es muy rico en minerales y vitaminas. Es un alimento natural, de marcado origen ecológico y uno de los pilares de la alimentación para los veganos, vegetarianos y para los que optan por ser flexitarianos.
Poderosos efectos antiinflamatorios
Comer trigo bulgur puede ayudar a aliviar la inflamación crónica, protegiendo así al organismo contra algunas enfermedades. Estas son las conclusiones que se consignan en un estudio clínico de la «American Journal of Clinical Nutrition«.
Los investigadores encontraron que las personas que consumían mayores cantidades de betaína, un metabolito que se encuentra en el trigo sin refinar, tenían una menor concentración de homocisteína. Este es uno de los marcadores que se usa para detectar la inflamación crónica. Y que ha sido relacionado con las enfermedades del corazón, la osteoporosis, el Alzheimer y la diabetes del tipo 2.
Reduce el riesgo de cálculos biliares
El trigo bulgur puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cálculos biliares. La fibra insoluble presente en este tipo de trigo ayuda a mover el alimento más rápidamente a través de los intestinos. Lo que reduce la secreción de bilis, ayuda al cuerpo a emplear eficazmente la insulina y disminuye el contenido en sangre de los triglicéridos o grasas no saludables.
Además de estos efectos beneficiosos que pueden ayudar a protegerse contra la formación de cálculos biliares, la fibra de trigo bulgur puede aliviar los síntomas de las enfermedades del tipo diverticular. El trigo bulgur: tan antiguo como beneficioso.