Las dietas milagrosas que cada año se ponen de moda nos seducen con resultados rápidos y “drásticos”, que rara vez son razonables. Y en su gran mayoría son muy poco saludables. La máxima aplicable debería ser que si una dieta suena demasiado buena para ser verdad, seguramente es un engaño. Pero si en el intento corremos el riesgo de perder la salud, decididamente no valen la pena.
Las más célebres ‘dietas milagrosas’ y sus peligros
Dieta de la solitaria
Esta moda, que está entre las más famosas y peligrosas dietas milagrosas ha existido desde los albores del siglo XX y consiste en tomar una pastilla que contiene el huevo de un parásito llamado “tenia solitaria” (del género Taenia), un gusano platelminto que crecerá y madurará en los intestinos y que hace que su portador coma lo que quiera y adelgace al mismo tiempo; cuando alcance el peso ideal toma un antiparasitario y expulsa a tan insano inquilino.
Esto sucede porque quien se alimenta realmente es la tenia puede alcanzar los 4 metros de longitud. El inconveniente es que la presencia del parásito puede causar diarrea, vómitos, dolores de cabeza e incluso epilepsia. A lo que se suma el riesgo de sufrir una grave carencia de nutrientes. Y lo peor es que en cuanto se excreta el gusano, lo normal es recuperar el peso perdido, por lo que los efectos de estas dietas milagrosas son exiguos.
Dieta de la sonda
Esta es una de las peores dietas milagrosas, ya que es realmente extrema, pero se ha puesto muy de moda: se basa en comer a través de un tubo de alimentación una papilla «muy baja en calorías, proteínas y grasas» que se bombea a través de un fino tubo insertado a través de la nariz que desemboca en el estómago.
Lo que se consigue es que el cuerpo entre en un estado llamado “cetosis” y queme su propia grasa a un ritmo más rápido. Las complicaciones de esta dieta pueden incluir estreñimiento, cálculos renales, deshidratación, mareos y dolores de cabeza y acabar en una relación más enfermiza con la comida.
La dieta detox
El concepto detrás, una de las dietas milagrosas más famosas es un batido preparado con una determinada cantidad de verduras y frutas que se toma durante 10 días (cada vez con una composición diferente) es capaz de limpiar el cuerpo de toxinas y nos permite adelgazar a un ritmo más acelerado.
Pero según los médicos, los riñones naturalmente desintoxican nuestros cuerpos durante las 24 horas del día mediante la eliminación de los residuos, por lo que una persona sana no necesita “desintoxicarse” y no consumir todos los nutrientes necesarios puede resultar perjudicial.
Dieta de la limonada y/o del jarabe de arce
Como este elixir milagroso se compone solo de agua, jugo de limón, pimienta de cayena y jarabe de arce, lo primero que ocurre es que quienes la practican sienten gran ansiedad por los alimentos sólidos, el efecto psicológico suele ser devastador.
La pérdida de peso puede ser real, pero lo cierto es que puede acarrear problemas digestivos, acidez estomacal y lo más probable es que en cuanto se vuelva a la dieta normal, el efecto rebote” haga que la recuperación del peso perdido sea también muy rápida.
Dieta del sueño
Basándose en el hecho de que si estamos resfriados necesitamos hacer cama para curarnos, esta, una de las más célebres dietas milagrosas, sostiene que mientras se duerme se queman calorías innecesarias. El problema es que los ciclos de sueño están controlados por nuestra actividad.
Eso implica que la única forma de hacerlo es tomar pastillas para dormir de forma consecutiva y sostenida para lograr levantarse días más tarde sin esos molestos kilos de más. Los riegos son la deshidratación, la flojedad, la ruptura de los ciclos normales del sueño y la habituación a los somníferos.
Dieta de la sopa de col
Esta antigua dieta cada tanto se pone de moda y consiste en hacer una sopa basándose en coles y algunas verduras más y tomar únicamente este brebaje por determinada cantidad de tiempo. Como los vegetales son ricos en volumen y bajos en calorías, pueden ralentizar el metabolismo. Pero lo peor de esta dieta es la deficiencia de nutrientes, tales como proteínas y ácidos grasos esenciales.
Dieta del pomelo
Esta es una de las dietas milagrosas más antiguas, ya que data de 1930, pero conserva un cierto nivel de popularidad y se basa en lo siguiente: tomar un pomelo antes de comer cualquier otra cosa, beber mucha agua, cortar los carbohidratos y consumir proteínas magras. Los fans de esta dieta dicen que en 10 días se pueden perder hasta 5 kilos. Pero esta dieta puede conducir también a la cetosis y por ello no es nada recomendable.
Dieta del ayuno intermitente
Esta forma de adelgazar le ha servido a algunos, pero siempre se debe luchar contra el efecto rebote. Consiste en comer de forma sana durante ciertas horas del día y ayunar por el resto de la jornada. Esto tiene el inconveniente de que, como no le damos al estómago los alimentos que necesita para funcionar, nos arriesgamos a padecer de acidez y hasta úlceras gástricas.
La Dieta perfecta
Es la que un nutricionista realiza de manera personalizada, tomando en cuenta los gustos del paciente, sus necesidades energéticas y la conformación física. Además de incluir alimentos ecológicos, la clave está en el equilibrio: comer de todo en cantidades razonables. Y hacer ejercicio para mantener la tonicidad muscular y quemar la grasa sobrante.