Cuando se tiene fiebre, no hay alimentos que se puedan considerar prohibidos, pero el apetito suele disminuir mientras que aumentan las necesidades de energía y líquidos. La prioridad es la hidratación y elegir comidas ligeras y fáciles de digerir.
Algunas opciones adecuadas son caldos, sopas de verduras, arroz o pasta suaves, purés, verduras cocidas, yogur, quesos blandos, fruta rica en agua, batidos y gelatinas. Lo mejor es comer porciones pequeñas de platos sencillos y saltarse una no es un problema siempre que se mantenga la ingesta de líquidos.
Bebidas como agua, infusiones, caldos y zumos son esenciales. Las soluciones rehidratantes solo se necesitan en caso de vómitos o diarrea intensos. La temperatura de los alimentos no modificará la corporal: los platos calientes pueden aliviar los escalofríos, mientras que los alimentos fríos pueden controlar el dolor de garganta.
¿Qué comer con fiebre?: guía rápida para aliviar el malestar
Cuando tenemos fiebre… ¿es mejor comer algo o no comer nada?, ¿solo tomar líquidos?, ¿recurrir al clásico caldito?, ¿mejor un buen zumo de naranja?
Lo cierto es que no hay alimentos mejores, sino algunos hábitos alimentarios que pueden ayudar a nuestro cuerpo a recuperar energía y mantener la hidratación: hay que optar por dar a la persona que no se encuentra bien una comida fácil de digerir y rica en líquidos, sin forzar a comer a quien no tiene apetito… pero sí insistir en que beba lo suficiente.
Alimentos suaves y fáciles de digerir
No hay restricciones, con fiebre se puede comer de todo. Otra cosa es que no apetezca comer de todo: la fiebre aumenta el gasto energético, pero corta el apetito. Lo normal es que el cuerpo prefiera los sabores más suaves, textura fácil y comidas poco copiosas. Si se tiene bastante fiebre, es preferible que se trate de comidas tibias o incluso frías:
- Caldos vegetales o de carne, que aportan nutrientes y líquidos.
- Sopas y cremas de verduras o legumbres.
- Arroz o pasta poco condimentados o “en blanco”.
- Comidas suaves y fáciles de digerir, como puré o verduras cocidas.
- Frutas ricas en agua (naranjas, mandarinas, peras, uva, melón…) o frutas blandas (plátano).
- Yogur o quesos frescos.
- Batidos suaves.
- Gelatinas.
Estos alimentos se pueden combinar, tanto en la comida, como en la cena, para dar como resultado platos nutritivos, como una crema de verduras con arroz o un yogur con miel y plátano…
La prioridad no es tanto «alimentar» como hidratar y evitar sobrecargar el organismo. Por tanto, no te preocupes por «no comer lo suficiente” durante la fiebre, temiendo debilitar las defensas: es normal no tener apetito cuando se está enfermo. Prioriza:
- Alimentos líquidos o semilíquidos: gelatinas, yogures, batidos, caldos, cremas de verduras.
- Comidas simples y de sabor neutro: arroz blanco o pasta solo cocida, puré de patatas, algo a la plancha.
- No pasa nada por saltarse una comida, siempre que se siga bebiendo suficiente agua.
La clave es hidratarse
Con la fiebre, el cuerpo pierde más líquido y sales, se suda más… beber es una prioridad, aunque no apetezca: agua, infusiones, caldos, zumos… todo vale. Bebe todo lo que puedas.
Los sueros rehidratantes solo son necesarios si el episodio febril viene acompañado de vómitos o diarrea intensos. En el resto de casos, el agua cumple su función sin problemas.
¿Alimentos fríos o calientes?
La temperatura de los alimentos no altera la temperatura corporal, que un alimento sea frío o caliente afecta a tu sensación de confort y comodidad, pero no a la evolución de la enfermedad: el helado no sube la fiebre, y la sopa tampoco la baja. Aun así:
- si tienes escalofríos (un síntoma habitual en la fiebre) una infusión o un caldo calentito te puede reconfortar,
- si te duele la garganta, algo fresco te aliviará al tragar.
¿Qué evitar cuando hay fiebre?
No hay alimentos prohibidos cuando se tiene fiebre, como decimos hay que escuchar al cuerpo… pero lo cierto es que es mejor dejar para otro momento las comidas más grasientas, fritas o muy condimentadas, que requieren largas digestiones y pueden causar sensación de pesadez, e incluso provocar reflujo a quienes estén acostados. Evita, por tanto:
- Alimentos fritos.
- Embutidos y carnes procesadas.
- Quesos curados.
- Platos muy condimentados, salsas.
- Comida rápida o “ultraprocesada”.
- Bollería, snacks dulces o salados, y también dulces caseros.
- Bebidas alcohólicas, que deshidratan y pueden interferir con los medicamentos.
- Las bebidas estimulantes como el café o las bebidas energéticas o con cafeína. Por lo demás, no hay ninguna bebida prohibida.
Mitos sobre comida y fiebre
Ningún alimento baja, ni sube la fiebre, ni acelera la recuperación… pero hay algunos que tienen fama de hacerlo, o bien de tener justo el efecto contrario. Aclaremos las cosas.
El caldo de pollo lo ‘cura todo’
No. No hay nada en el caldo de pollo que favorezca la curación ni que refuerce las defensas. El caldo (de pollo o de cualquier otro tipo) aporta líquidos, sales minerales y nutrientes que ayudan al cuerpo a reponer algo de energía, pero no tiene propiedades especiales. Si el caldo de la abuela «hace milagros», es sobre todo por lo rico que está, y el gusto con el que lo tomas, un auténtico placebo.
Se debe ayunar
No es así. Ayunar durante mucho tiempo no beneficia al sistema inmunitario ni al cuerpo, que ya está gastando más energía de lo habitual. Sigue el propio apetito, comiendo pocas cantidades de alimentos ligeros.
Hay que comer más
Tampoco conviene forzarse a comer más de lo que apetece: lo que el cuerpo necesita principalmente es descanso, y sobrecargarlo con digestiones largas no ayuda. Es mejor hacer comidas pequeñas y frecuentes y seguir el propio apetito, evitando tanto el ayuno como los excesos.
Toma vitamina C
La vitamina C ayuda al sistema inmunitario, pero no previene ni acelera la recuperación de las enfermedades febriles.
Los cítricos, el kiwi y las frutas ricas en vitamina C son excelentes alimentos para cualquiera, también cuando se tiene fiebre, pero no hace falta forzarse a beber zumos de naranja ni tomar suplementos de vitamina C.
El yogur es ‘mágico’
Por supuesto, el yogur es un estupendo alimento en cualquier situación. Si se tolera bien, está perfectamente indicado… pero porque te guste, no por supuestos «efectos curativos».
Ahora bien, si el episodio febril está asociado a una infección respiratoria de las vías altas, los probióticos presentes en el consumo de yogures pueden ayudar en su tratamiento.
No se debe tomar helado
No hay ningún problema con el helado: aunque sea frío, no baja ni sube la temperatura corporal; puede causar escalofríos, pero no fiebre. Al ser refrescante, puede aliviar el dolor de garganta y, si hay inapetencia, su sabor y textura pueden estimular el apetito. Es mejor dar prioridad a los helados a base de crema, ya que aportan más calorías en menor volumen.
Es mejor evitar los alimentos pesados, grasosos, fritos, procesados o ultraprocesados o muy condimentados, así como el alcohol y las bebidas con cafeína. Y se deben elegir alimentos sanos, en lo posible ecológicos y sin ingredientes químicos.
Otro de los puntos esenciales es aclarar y desmentir mitos comunes: ningún alimento baja ni sube la fiebre, el caldo de pollo no cura, el ayuno no ayuda y no hay que forzarse a comer más de lo deseado. El yogur es saludable, pero no milagroso y el helado está permitido e incluso puede ser calmante. Seguir leyendo en ECOticias.com
