Porque no todos somos iguales, cada persona necesita desayunar de una manera diferente. Con este artículo, te aconsejaremos diversos tipos de desayuno, según las necesidades de cada individuo.
Desayunar o no desayunar; he aquí una gran cuestión. La dietética clásica lo tiene muy claro: “el desayuno es la comida más importante del día”, la razón es que cuando nos levantamos salimos de un ayuno (de ahí la palabra des-ayuno) y hemos de reponer energía para afrontar el día. Lo que cada uno come luego es todo un tema aparte. Hay quién lo primero que hace es tomarse un café (para acabar de despertarse), hay quien toma cereales con leche, o café con leche y galletas, bocadillo de pan de molde…
¡Pueden haber tantos desayunos como personas!
También hay quien sale de casa sin desayunar o quién se lía porque no sabe bien qué hacer si no comer o comer aunque no tenga hambre; y muchas personas se debaten entre lo que comen y lo que deberían comer. Hay otros factores que pesan, como el tiempo que se dispone para preparar un desayuno, o la actividad que se vaya a hacer a continuación, no tendrá las mismas necesidades una persona que vaya a trabajar a una oficina que una persona que se vaya a hacer deporte.
Todo esto hace que el desayuno sea una cuestión muy personal.
Así y todo podemos establecer unas pautas para hacer de ese momento una opción –que no obligación- y una oportunidad para comenzar una buena nutrición desde la mañana.
- Lo más importante es escuchar el propio cuerpo y decidir comer o no comer en base al apetito real y no a una convención.
- Después de las horas de ayuno (que podemos prolongar hasta sentir sensación de querer comer), lo primero que necesitamos es hidratación ya que durante la noche el cuerpo ha estado haciendo tareas de limpieza y eliminando residuos. Un buen vaso de agua tibia o a temperatura ambiente, si es posible con el zumo exprimido de medio limón, es un buen inicio: nos hidratamos, acabamos de eliminar mucosidad con la ayuda del limón, alcalinizamos e ingresamos un poquito de vitamina C. ¡No está mal como primera medida!
- Podemos seguir luego con más líquido si nos preparamos una de las tantas infusiones que hay en el mercado hoy en día, a cual más buena.
- Si eres de los que no tienes hambre, ¡mi consejo es no comas, pero bebe!
- El típico vaso de zumo de naranja exprimido al momento también es una buena opción, incluso lo podemos enriquecer con algún súperalimento rico en vitamina C para potenciarlo o “unirlo” a otro exprimido como pomelo, mandarina o granada.
- Si tenemos un hambre moderado podemos tomar un vaso de una buena bebida vegetal (sola o con cacao natural), batirlo con fruta y/o súperalimentos o mezclarlo con unas cucharadas de un buen müesli (sin gluten mejor)
- Un poco de fruta fresca también es una buena opción; en invierno la podemos tomar cocida (horno o compota) o cruda y mezclada con un poco de jengibre rallado para que nos caliente.
- Si apetecen carbohidratos como pan o galletas, lo más recomendable es que se tomen sin trigo o mejor aún sin gluten. Las mejores opciones serían pan o tostadas de trigo sarraceno, o pan paleo a base de harinas de frutos secos o coco.
- Y para acompañar a éstos, podemos pensar en patés vegetales, cremas de frutos secos, hummus…
- Quienes lleven una dieta omnívora o paleo se decantarán por tomar algún huevo, u otras proteínas de origen animal.
- Los lácteos suelen ser alimentos conflictivos por lo que se deberían evitar o al menos tomarlos de tanto en tanto y de manera selectiva, por ejemplo quesos frescos de cabra u oveja o algún yogur natural.
- En cuanto a las grasas, idealmente estarán presentes como frutos secos naturales, aguacates, semillas, coco, mantequillas de frutos secos (almendras, tahine, etc) o un poco de aceite de primera presión en frío.
- Si nos organizamos una buena despensa, provista con alimentos saludables, siempre podemos hacer un desayuno rico y sano en poco tiempo. Y quizás dejar para los fines de semana, desayunos más elaborados.
Con todas estas recomendaciones de ingredientes que podrían estar en un desayuno podemos armar nuestras opciones dependiendo de la apetencia, del tiempo que dispongamos, del tipo de dieta que se lleve y de intolerancias o patologías que hubiesen. Lo importante es variarlas y sobre todo, disfrutar!
Adriana Ortemberg, Naturópata e instructora en alimentación saludable