La mayoría de nosotros no disponemos en nuestros domicilios habituales de espacios adecuados para el cultivo agrícola o para montar un pequeño jardín, pero si que tenemos balcones, terrazas o terrados que podremos utilizar para ubicar adecuadamente esas plantas que tanto nos gustan.
Ocupar estos espacios, que en muchas ocasiones están infrautilizados o funcionan como trasteros, con plantas, no solo embellecerá y alegrará nuestro entorno más inmediato, sino que también servirá para mejorar la calidad del aire y combatir el cambio climático o incluso para proveernos en algunos casos de alimentos si nos decidimos por cultivar especies agrícolas.
En primer lugar, para llenar nuestras terrazas y balcones, siempre deberemos de optar por especies autóctonas, bien adaptadas a las condiciones climáticas del lugar donde vivamos, tanto por las temperaturas que se registren en invierno y verano como por las precipitaciones que se produzcan.
En caso de optar por especies no autóctonas, éstas deberán ser de carácter no invasor, es decir, que no escapen fácilmente de cultivo y puedan pasar al medio natural produciendo problemas ecológicos que pueden llegar a ser muy graves.
Podemos encontrar información muy valiosa sobre qué especies emplear en nuestros pequeños jardines en la publicación [Jardinería mediterránea sin especies invasoras], editada por la Conselleria de Medi Ambient de la Generalitat Valenciana.
En caso de pretender construir un pequeño huerto urbano, nuestra selección de especies se decantará por diversas hortalizas. Podremos plantar en verano alguna tomatera (poniéndole alguna caña para que pueda trepar y en un lugar con luz), berenjenas, pimientos, calabazas y calabacines (estos en lugares más espaciosos, ya que la planta se expande más), etc, y en épocas más frías podemos cultivar coles de diversos tipos, coliflores y brócolis, lechugas, cebollas, etc.
Estos cultivos los podemos alternar con ejemplares de especies aromáticas, que darán diversidad al jardín, lo aromatizarán y además ayudarán a evitar que entren plagas de insectos no deseados. Podremos emplear salvias, albahacas, lavandas, romeros, etc. que también nos servirán como plantas condimentarias para nuestros guisos.
El cultivo lo deberemos de realizar en lugares que reciban el agua de lluvia, para así evitar riegos y ahorrar un poco de agua. Emplearemos macetas y contenedores adecuados a las especies que queramos cultivar. Existen de muchos tipos, materiales, formas y tamaños, pero podremos optar por los más económicos e incluso fabricarlos nosotros mismos a partir de garrafas cortadas a las que haremos algunos orificios en la parte inferior para permitir un buen drenaje y evitar encharcamientos dentro del contenedor, que posiblemente ahoguen las raíces y maten la planta. Es recomendable disponer de contenedores grandes cuando pretendamos cultivar especies con las que aprovechar los tubérculos y las raíces tales como patatas, boniatos, zanahorias, etc.
Las ubicaremos en los lugares donde corra aire, aunque en invierno, en los momentos de más frío, para protegerlas las podamos transportar a puntos más resguardados; donde tengan sol a lo largo del día, aunque evitando, en la medida de lo posible, las horas centrales del día en la época estival.
En cuanto al sustrato, podemos emplear un mantillo universal mezclándolo con un poco de tierra arcillosa y arena. El sustrato lo podemos reutilizar e ir fertilizándolo con compost (que podríamos fabricar en nuestro propio compostador si dispusiéramos de espacio para él), extractos de algas, etc.
Para el abonado y los tratamientos contra plagas nunca deberemos de emplear productos químicos, ya que generan residuos en el sustrato y en la plantas, y deberemos optar por opciones más respetuosas con las plantas y con nosotros mismos, adecuadas a la plaga que pretendamos tratar. En cualquier caso, si una planta presenta una plaga de muy difícil tratamiento o su estado es malo, es preferible eliminarla a darle un tratamiento químico costoso y contaminante que tampoco nos asegura la resolución del problema de forma total. Podemos emplear jabón de sosa, extracto de neem, nicotina, Bacilus turingensis, quelatos de cobre, etc. para combatir plagas como pulgones, orugas, hongos, etc. sin dejar excesivos rastros químicos.
Tener nuestro pequeño jardín no solo es bueno para el medio ambiente, también nos distraerá y alegrará nuestro entorno.
Victor Benlloch Tamborero (Biólogo)
Imagen: Victor Benlloch
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