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viernes, marzo 31, 2023

Calentamiento global y corrientes marinas

Importancia de la Corriente del Golfo 

La Corriente del Golfo es una de las corrientes superficiales más poderosas del planeta. Y es la encargada de transportar las aguas que acumularon calor en el Ecuador, desde el Caribe hasta Europa y luego llevar las aguas más frías de Europa que se juntan con las de Canadá, hacia zonas del planeta mucho más cálidas.

Esto explica por qué el norte de Europa disfruta de un clima más templado que el que experimentan las regiones de América del Norte, aun cuando ambas se hallan en la misma latitud. Si se produjera una desaceleración en la Corriente del Golfo, este fenómeno provocaría un enfriamiento drástico en Europa Occidental.

Numerosas observaciones apuntan a que, en las últimas décadas la Corriente del Golfo se está debilitando a gran velocidad, debido principalmente al derretimiento del hielo Ártico y el de Groenlandia, causados por el calentamiento global. El resultado es una acumulación de agua fría y sin sal dentro de la Corriente del Golfo, que altera la circulación termohalina global y obliga a las aguas cálidas a hundirse más y retroceder hacia el sur.

El debilitamiento de la Corriente del Golfo es probable que multiplique de manera exponencial los fenómenos meteorológicos extremos. Los desiertos se extenderán hacia los polos en los dos hemisferios, aumentarán las olas de calor y de frío, los huracanes y tifones serán más fuertes y frecuentes, tanto que, los eventos extremos acabarán por considerarse ‘normales’, según los expertos.

Problemas con el Giro de Beaufort

 

El calentamiento global parece tener el doble de efecto en el Ártico que, en otros lugares, de hecho, la extensión mínima de hielo observada en los últimos años es al menos un 33% inferior a la media registrada entre 1980 y 2010. Esto afecta irremediablemente al giro de Beaufort, que es un sistema de circulación de alta presión que existe en el océano Ártico.

Desde la década de 1990, el giro de Beaufort ha acumulado una cantidad muy grande de agua dulce y fría que los expertos estiman en unos 8.000 km3, más del doble del volumen del Mar Mediterráneo. Esta afluencia masiva proviene del anormal derretimiento del hielo, que desde hace varias décadas ocurre en primavera, verano y otoño y que no se recupera en invierno.

Al almacenar agua dulce cerca de la superficie del océano, el giro de Beaufort ayuda a equilibrar el entorno polar. Recoge y acumula agua dulce en el norte de Canadá y Alaska a partir del derretimiento de los glaciares, la escorrentía de los ríos y las precipitaciones. Al flotar en agua salada, protege al hielo del océano para que no se derrita y actúa como regulador del clima.

Debido a la disminución de la capa de hielo del Ártico en el verano, el Giro de Beaufort está más expuesto que antes a los persistentes vientos del oeste, lo que ha provocado un importante ensanchamiento y le ha dado mayor velocidad al giro, por lo que, el agua dulce queda retenida y se acumula cada vez más.

Para peor, al mezclarse las capas superficiales de agua fría y dulce con las de agua salada y más cálida que está por debajo, el giro de Beaufort, en vez de proteger el hielo provoca un derretimiento adicional, que puede desregular la cadena alimentaria oceánica, afectando a la biota global, de manera tan nefasta como radical.

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