Científicos atmosféricos y climáticos de la EPFL demuestran que las biopartículas pueden inducir lluvias que podrían contribuir a inundaciones y tormentas de nieve, debido a su capacidad para precipitar la formación de hielo en las nubes. Solicitan una actualización de los modelos meteorológicos y climáticos.
Las nubes se forman a partir de partículas y biopartículas existentes en la atmósfera, y los fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones y tormentas de nieve, están relacionados con la producción de grandes cantidades de hielo en las nubes.
Los climatólogos de la EPFL demuestran que partículas biológicas como polen, bacterias, esporas y materia vegetal que flotan en el aire son especialmente eficaces para promover la formación de hielo en las nubes, y que la concentración de estas partículas evoluciona con el aumento y la disminución de las temperaturas. Los resultados se publican en la revista Nature Portfolio, Climate and Atmospheric Sciences.
Biopartículas en la atmósfera
Biopartículas presentes en el aire tales como polen, esporas, bacterias o restos vegetales podrían contribuir a la aparición de fenómenos climáticos extremos tales como lluvias torrenciales, tormentas de nieve o inundaciones, advierte este lunes un estudio de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL).
La investigación, liderada por el profesor del laboratorio de procesos atmosféricos de EPFL Thanos Nenes y el investigador de postdoctorado Kunfeng Gao, indica que cuando estas partículas están presentes en las nubes aceleran la formación de hielo en ellas, lo que contribuye a la mayor frecuencia de fenómenos extremos.
«Este hallazgo indica que los modelos climáticos tienen que tener en consideración las biopartículas ahora que con el calentamiento climático se espera que aumente su presencia en la atmósfera«, señaló Nenes en un comunicado de la universidad suiza.
Actualmente, estas biopartículas no son estudiadas en los modelos climáticos, lo que según EPFL implica olvidar un importante modulador de las nubes y de la precipitación a la hora de realizar previsiones meteorológicas. El hallazgo se ha obtenido con observaciones en el monte Helmos, una zona montañosa de Grecia a unos 2.350 metros de altura y cuya atmósfera está afectada por los bosques de su falda.
Los expertos continuarán las observaciones en la zona, con el fin de «desarrollar nuevos algoritmos empleados por satélites y sistemas de teledetección terrestre para estudiar los aerosoles y las nubes«, subrayó Nenes, uno de los participantes en la preparación del nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). EFE / ECOticias.com