El polen fue uno de los primeros alérgenos en descubrirse, y su sintomatología se denominó «fiebre del heno». Es una reacción de nuestro organismo que percibe como nociva una sustancia (alérgeno) que no lo es. Este contacto pone en marcha una respuesta inmunológica exagerada que se manifiesta en diversos órganos del cuerpo. Esta alergia tiene un marcado carácter estacional.
Los pólenes, cuando absorben humedad, aumentan de tamaño y se convierten en granos tan pesados que pierden su facultad de poder ser aereotransportados. Esta es la causa de que, para los pacientes alérgicos polínicos, los días de lluvia sean los mejores. Por el contrario, los días peores son los días ventosos, sobre todo los de viento terral.
El cuadro clínico puede ser leve y de corta duración, provocando solamente molestias nasales o cuadros más severos con afectación ocular y respiratoria. Consiste en rinoconjuntivitis, que se caracteriza por ataques de rinorrea (goteo nasal acuoso) con intenso escozor de la mucosa nasal que provoca congestión nasal y accesos paroxísticos de estornudos. Suele acompañarse de conjuntivitis con intenso lagrimeo, escozor, molestias con la luz y enrojecimiento del ojo. Si el cuadro se agrava, puede incluso manifestarse como asma bronquial con «pitidos» al respirar, tos y dificultad respiratoria.
Las alergias al polen se adelantan este año
El polen se adelanta este año y se mantendrá más tiempo en el ambiente durante esta primavera. Este avance es producto de las abundantes precipitaciones de febrero y marzo y las altas temperaturas que se registraron durante el invierno, lo que puede provocar que los síntomas de la alergia sean más persistentes.
Son las previsiones que ha presentado este jueves la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) que señala que este año habrá una mayor duración de las estaciones polínicas que se adelantará —posiblemente— al mes de abril y se alargará hasta finales de junio y algunos casos hasta septiembre.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) explica que el cambio climático está generando un entorno más hostil para los pacientes alérgicos, ya que el incremento de las temperaturas está provocando un aumento en la producción polínica y en la cantidad de alérgenos de los granos de polen, lo que está asociado a una mayor duración de la estación polínica.
El doctor Juan José Zapata Yébenes, presidente del comité de aerobiología de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), ha puesto el acento en el «estrés» que sufren las plantas cuando se exponen a temperaturas extremas. Además, las precipitaciones registradas en marzo podrían tener un impacto añadido en el inicio y la duración de los picos alérgicos. «Las condiciones climatológicas que estamos presenciando van a hacer que cada vez más las estaciones polínicas sean mucho más largas y la afectación, por tanto, a nuestros pacientes sea mucho más grande«, detalla Zapata.
La contaminación nos hace más sensibles a las alergias por polen
Por otro lado, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) subraya que la contaminación del aire está agravando la sensibilidad a los alérgenos y potencia sus efectos en la salud respiratoria, ya que altera la barrera protectora de la mucosa nasal, la piel y la conjuntiva ocular, facilitando la penetración del polen y otros aeroalérgenos.
El médico avisa de que estos cambios afectarán también a quienes no suelen tener alergia al polen, puesto que, «la contaminación y el cambio climático produce cambios significativos en el interior del cuerpo, pero también en el exterior, lo que favorece que una persona no alérgica lo sea o tenga mayor probabilidad de convertirse en alérgica«.
Tanto es así que la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) prevé que más de un tercio de la población mundial pueda presentar alergia respiratoria en unas décadas, constituyendo los pólenes una de las sensibilizaciones más relevantes.
Extremadura, Sevilla y Jaén, en máximos nunca vistos
La mayor concentración de granos de polen, como suele ser habitual, se dará en el sur peninsular, con alta intensidad en Extremadura, Sevilla y Jaén, donde se calcula un máximo histórico con un intervalo previsto de entre 16.000 y 19.000 granos/m3.
Zapata advierte de que habrá una «afectación sobreañadida de la población» en esas zonas, con riesgo algo más moderado en Córdoba y Granada.
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) ha destacado que este año los pólenes de las gramíneas, olivo, plátano de sombra y cupresáceas serán especialmente significativos en el centro peninsular durante la primavera de 2025, que se prevé moderada-intensa para los alérgicos en Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid; y especialmente intensa en Toledo, donde se estiman concentraciones de 6.000 granos/m3.
En el norte, ha llamado la atención el caso de Vitoria, donde habrá cerca de 5.200 granos/m3, aunque también destacan Logroño y Pamplona, que tendrán una primavera moderada.