España permanece alerta por un cultivo que está en peligro. Es el que más dinero le da al territorio y lo que está pasando con la atmósfera lo está destrozando. Hace poco, hablábamos del problema que azota al agua española y ahora de lo que está echando abajo sus cultivos más demandados. A medida que las emisiones de gases de efecto invernadero cubren la Tierra, vemos cada vez más cambios.
El paisaje de varios puntos del mundo ha cambiado considerablemente, además de su clima y temperatura. Conforme estos gases cubren el planeta, atrapan el calor, una acción que lleva al calentamiento global y el cambio climático. Si comparamos estudios actuales con análisis del pasado, descubrimos que el mundo ahora se está calentando mucho más rápido que antes.
Conforme pasa el tiempo, las temperaturas más cálidas modifican los patrones climáticos y alteran el equilibrio normal de la naturaleza. Esto proyecta varios riesgos para el ser humano y el resto de las formas de vida de la Tierra. Los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) son, con diferencia, los que más contribuyen al cambio climático al mundo, con más de un 75% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero sobre sus hombros y casi el 90% de todas las emisiones de carbono, según registra Naciones Unidas.
La atmósfera habla: el cultivo más solicitado de España en peligro
El cambio climático es el culpable de la destrucción de los olivos en el Mediterráneo. Su llegada ha aumentado la presencia de una batería que está acabando con ellos. Hablamos de la bacteria Xylella fastidiosa, causante de enfermedades mortales. Ya ha exterminado a millones de plantas obstruyendo sus conductos y tejidos vegetales.
El Instituto de Física Interdisciplinar y Sistemas Complejos (IFISC), de la mano del centro mixto del Consejo de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universitat de les Illes Balears (UIB), ha analizado este microbio durante las últimas dos décadas. Lo ha hecho a través de una nueva técnica.
Su objetivo era estudiar cómo será el futuro de este parásito con el escenario que plantea el calentamiento global. Cabe destacar que esta investigación también ha contado con la colaboración personal del Instituto de Física de Cantabria (IFCA), del centro mixto del CSIC y de la Universidad de Cantabria.
El olivo ‘desaparece’ de España: el efecto devastador de la atmósfera
Los resultados de esta investigación sacaron a la luz cómo un aumento de más de 3ºC de temperatura media del planeta podría suponer “un punto de inflexión en el riego”, dado que esta bacteria perjudica a los olivos, almendros y viñedos de los países mediterráneos. Incluso se habla de una expansión al norte de Europa.
El clima es el que impone las áreas afectadas. Esto quiere decir que la buena temperatura potencia la proliferación de brotes epidémicos. Hace 10 años que se detectó esta bacteria en Europa. De hecho, hasta la llegada del siglo XXI, pensábamos que este patógeno solo tenía presencia en el continente africano. En Estados Unidos, da lugar a la enfermedad letal de Pierce en la vida, teniendo como consecuencia pérdidas millonarias anuales en el sector de la vitivinícola (cultivo de la vid).
Los síntomas de las plantas afectadas son una producción con pocos frutos y de poca calidad. Sus hojas se terminan decolorando, gangrenan y se caen. Además, las cepas pueden fallecer en pocos años.
En la investigación se analizaron brotes europeos y se observó que el principal y único vector transmisor son los insectos del grupo de os cicádidos, como las cigarrillas o chicharras. Concretamente, son los invertebrados del grupo de los Philaenus spumarius, como el principal y único vector transmisor.
Su rápida propagación ha destrozado cultivos en Italia y zona de almendros en las Islas Baleares y Alicante. España permanece en vilo por lo que la atmósfera está ocasionando en sus cultivos. Según los investigadores, uno de los grandes retos para la política agrícola de la UE es precisamente este: el cambio climático.




















