La cumbre del clima que se celebró a orillas de la selva amazónica en Brasil ha culminado con pequeños avances. Pero resulta preocupante que de la COP30 no hayan surgido compromisos concretos para frenar la deforestación, terminar y para acabar con los combustibles fósiles.
Estos eran dos de los principales objetivos que se tenían a priori, desde la culminación de la anterior COP29 de Baku y que por más que contaron con un amplio apoyo de la sociedad civil y de muchos gobiernos de naciones de todo el mundo, finalmente quedaron fuera del acuerdo final.
Parece increíble que tras la experiencia que acaba de pasar el mundo de experimentar todo un año superando el calentamiento global en más de 1,5 ºC, que era el límite mínimo del Acuerdo de París, en el compromiso final de la COP30, no se hayan tomado medidas reales para mitigar el cambio climático.
COP30: pequeños avances en transición justa frente a una crisis climática que se acelera
Los países reunidos en la COP30 aprobaron un conjunto de acciones modestas, incluida la decisión de poner en marcha un mecanismo de transición justa. Además, fuera de las negociaciones formales, Brasil liderará una discusión internacional basada en la ciencia sobre hojas de ruta para la transición desde los combustibles fósiles y el fin de la deforestación.
No obstante, aunque esta haya sido la primera cumbre climática desde que el mundo experimentó un año completo por encima de 1,5 °C —un recordatorio contundente de la urgencia que enfrentamos— estos avances no bastan para impulsar la acción urgente y transformadora necesaria para evitar impactos climáticos devastadores y proteger a las personas y a la naturaleza.
A pesar de los esfuerzos de la presidencia brasileña y del apoyo de al menos 86 países, no se logró acordar ninguna mención directa a la transición de los combustibles fósiles en los textos formales. Del mismo modo, aunque más de 90 países respaldaron un plan de implementación para detener y revertir la deforestación en 2030, faltó mayor voluntad política para asegurar este compromiso en Belém, incluso con la selva amazónica como telón de fondo de la cumbre.
En respuesta, la Presidencia de la COP30 anunció que Brasil lideraría discusiones internacionales sobre hojas de ruta como iniciativas presidenciales, que se presentarán en la COP31 el próximo año.
Un resultado importante de la COP30 es la decisión de establecer un mecanismo de transición justa para fomentar la cooperación internacional. El preámbulo de la COP también hace referencia a los pueblos indígenas, las comunidades locales y los afrodescendientes, así como a los océanos, los bosques y la ciencia.
Sin hoja de ruta para los combustibles fósiles ni plan claro contra la deforestación
Al finalizar la COP30, la realidad es clara: los anuncios audaces y las grandes promesas no se han traducido en acciones significativas. La llamada ‘COP de la Verdad’ no ofreció ni una hoja de ruta ni soluciones reales para los desafíos urgentes que enfrentamos.
«En cambio, nos condujeron a un carrusel de ilusiones: distraídos por promesas coloridas, pero con un documento débil y carente de sustancia, resultado de los juegos de las fuerzas contrarias a la ambición y la implementación climática.
«Se ofreció esperanza, pero no se cumplió. La ausencia de un plan creíble para abordar la crisis climática y el hecho de no reconocer los factores principales de esta crisis, como los combustibles fósiles, hablan por sí solos. Estos países carecen de la voluntad política necesaria para tomar medidas valientes. Están defraudando a las personas a las que sirven, a la ciencia que conocen y a los compromisos asumidos en París en 2015.
«Sin embargo, la energía y el compromiso que tantos muestran en la sociedad civil, la ciencia y las comunidades de primera línea nos recuerdan que el cambio real sigue siendo posible. No podemos permitirnos más gestos vacíos. El mundo necesita acciones concretas e implementables—ahora más que nunca. Cualquier otra cosa es un flaco favor para las personas, la naturaleza y las futuras generaciones.
Pero si actuamos con determinación y unidad, aún podemos cambiar el rumbo y mantener viva la esperanza de un futuro más seguro y resiliente para todos.»
La COP30 es otra cumbre más que acaba postergando los acuerdos más necesarios para abordar de manera decidida el cambio climático, desde sus principales causas, que son los combustibles fósiles. No hemos conseguido el compromiso de poner en marcha una Hoja de Ruta de Transición para dejar atrás los combustibles fósiles y con la financiación suficiente para los países en desarrollo.
La ciencia, la sociedad civil y las comunidades en primera línea exigen medidas concretas ya
Al menos se han alcanzado avances en materia de Transición Justa, y esperemos que sean los cimientos para acabar con la dependencia fósil.
El anuncio de Colombia de organizar en abril una conferencia internacional centrada en el abandono de los combustibles fósiles, a la que España también se ha sumado, y que el presidente de la COP30 ha mencionado como una de las iniciativas que va a promover durante 2026 para elaborar la Hoja de Ruta, debe remediar lo que ha quedado pendiente. ç
No podremos frenar el cambio climático ni sus impactos si no abordamos las verdaderas causas.
En Belém, los países no lograron que en los textos formales, se acordase una hoja de ruta que oriente la transición de los combustibles fósiles a las renovables y los abandone de forma gradual y ni la manera de poner fin a la deforestación que constituye un gravísimo problema a nivel mundial, por la afectación a la biodiversidad y la contribución a la emisión de GEI.
Por otra parte, la Presidencia de la COP30 anunció que estas serían iniciativas que estarían destinadas a ser impulsadas por un grupo de países que no cejará en su empeño de buscarles solución, mientras las ONG alertan de que para combatir al cambio climático, se debe acabar con los factores que lo causan. Seguir leyendo en ECOticias.com















