En el tercer día de la COP30, desde la presidencia de la cumbre climática que la ONU organiza en Belém, Brasil, se han mostrado optimistas en cuanto a las negociaciones y el acercamiento de las partes y los 145 puntos de la agenda que se están debatiendo.
Si bien se espera que el evento culmine el 21 de noviembre, tal y como está previsto no se descarta, que como en otras ocasiones, haya que alargar los plazos para acordar temas de último momento.
La financiación climática, la necesidad de proteger los bosques tropicales y a su biodiversidad mediante macanismos como el TFFF, la disminución paulatina del empleo de los combustibles fósiles y la transición justa son los principales temas sobre los que se deben tomar decisiones consensuadas y eficaces.
Belém avanza: 145 puntos en agenda y posible extensión del plazo
La presidencia de la cumbre climática de la ONU (COP30) ha afirmado este miércoles que es optimista con el ritmo de las negociaciones, pese a la coyuntura geopolítica.
Las discusiones sobre el clima avanzan en la ciudad brasileña de Belém, en la cumbre organizada por la ONU, con una extensa agenda de 145 puntos que deben resolverse en esta edición, muchos de ellos heredados de conferencias anteriores.
La expectativa es que las negociaciones culminen el 21 de noviembre, según el presidente de la cumbre, embajador André Corrêa do Lago, quien no ha descartado un pequeño retraso si las negociaciones lo requieren.
«Tenemos un indicio claro de avance, pero dependemos del ritmo de las consultas», ha señalado do Lago.
“Optimismo cauteloso”: acercamiento entre posiciones enfrentadas
El director de Estrategia y Alineación de la cumbre, Túlio Andrade, ha explicado que se está viendo un movimiento de «aproximación» entre posiciones que estaban muy apartadas el domingo, cuando comenzaron los debates en la cita climática en la ciudad amazónica. «Hay un diálogo saludable que no se veía desde hace mucho tiempo», ha afirmado.
El experto reconoce que las negociaciones se desarrollan en un contexto geopolítico complejo, pero destaca un cambio positivo en la dinámica entre las partes y califica de «optimismo cauteloso» el momento que vive actualmente.
La COP30 se desarrolla en medio de tensiones por las desigualdades entre los países desarrollados y los del Sur Global, especialmente en materia de financiación climática.
Mientras los países en desarrollo reclaman recursos justos y accesibles para adaptarse y mitigar los efectos de la crisis climática, las grandes economías piden que esa responsabilidad sea compartida, además de resistirse a abandonar los combustibles fósiles, en línea con el compromiso alcanzado en la COP28 de Dubái.
A esto se suma la polarización política internacional, marcada por episodios como la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París y la ausencia de la potencia en la cita de Belém por el negacionismo climático de su mandatario, Donald Trump.
Para Andrade, las discusiones están en un «optimismo cauteloso» tras especificar que se requiere de más tiempo y diálogos para consolidar acuerdos.
Financiación climática: claves del artículo 9.1 y flujos alineados
Entre los temas centrales de las discusiones está el artículo 9.1 del Acuerdo de París, referente a la financiación climática, así como la alineación de los flujos financieros internacionales entre las economías resilientes y las de bajo carbono.
Por su parte, la directora de Clima de la cancillería brasileña, embajadora Liliam Chagas, ha subrayado que otro de los objetivos principales es avanzar hacia los textos finales, especialmente en temas como adaptación, transición justa, financiación climática y el plan de acción de género.
La COP30 también busca cerrar cuestiones pendientes como los planes nacionales de adaptación climática, que incluyen más de 100 indicadores técnicos a ser definidos antes de 2025.
En cuanto a la transición justa, se trabaja en reestructurar el mecanismo que debía haberse acordado en la COP29, con miras a establecer su implementación en Bakú.
La resistencia más evidente respecto a los puntos de la agenda es la que los países más desarrollados tienen con respecto al abandono de los combustibles fósiles, algo que es evidente, especialmente desde la COP28 de Dubái.
Entre escollos varios, resalta la ausencia de representaciones de los países contaminantes por antonomasia: el de China y el de los EEUU. Aunque de este último, Donald Trump no hay por qué sorprenderse, ya que es un conocido negacionista del cambio climático.
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