España es acechado por otro monstruo tras el Dana de Valencia. El país europeo todavía está sintiendo las consecuencias de la ‘emergencia climática’. El término Dana comenzó a utilizarse por meteorólogos españolas hace décadas para establecer una diferencia con el concepto “gota fría”, que es más genérico y suele emplearse para hablar sobre cualquier situación de lluvia intensa y abundante, especialmente cuando sucede en la costa mediterránea de la Península Ibérica durante el otoño.
La Dana es un fenómeno en el que una masa de aire polar muy frío se aísla y comienza a circular a altitudes muy elevadas, de entre 5.000 y 9.000 metros, lejos de la influencia de la circulación de la atmósfera. Después, choca con el aire más cálido y húmedo que suele existir en el mar Mediterráneo y produce fuertes tormentas, especialmente a finales del verano boreal y principios del otoño, cuando las temperaturas marítimas suben.
“Crea un entorno intensamente inestable, y ahí es donde el aire se eleva. Muy rápidamente permite que las nubes de tormenta realmente vuelen, ayudadas e instigadas por los vientos que golpean terrenos más altos y también se elevan. Y cuanto más altas son las nubes de tormenta, más humedad hay en ellas”, aclaró el meteorólogo de la BBC Matt Taylor.
España se enfrenta a un nuevo monstruo tras la Dana
A casi dos semanas del trágico paso de la Dana por Valencia, las calles y viviendas de los municipios perjudicados por las inundaciones torrenciales padecen una imponente acumulación de residuos orgánicos en descomposición que pueden generar un grave problema de insalubridad. Un escenario que se agudiza ante la imposibilidad de depurar las aguas residuales a causa de la afectación de las instalaciones de depuración.
Hugo Morán, secretario de Estado de Medio Ambiente del Gobierno, expuso en el Congreso que la Generalitat “computa más de 100 instalación de depuración de aguas residuales de todos los tamaños afectadas. Hay estaciones de depuración literalmente sepultadas por uno, dos o tres metros de barro, absolutamente inutilizadas”. En este mismo contexto, advirtió que los colectores de las calles siguen anegados y subrayó la necesidad de usar “sistemas alternativos” con el fin de evitar “problemas de salubridad”.
“No hay sistemas de depuración y de saneamiento y no tenemos colectores, se están produciendo vertidos sin ningún tipo de tratamiento y nos lleva a tener que habilitar soluciones puntuales para evitar que se convierta en un problema sanitario a corto plazo”, dijo. El gobierno está planteándose el uso de depuradoras portátiles debido a la falta de instalaciones operativas de depuración y ha puesto énfasis en la recogida de residuos con un servicio doble liderado por Tragsa.
Lo ha llevado tanto a domicilios como a establecimientos en los que se acumulan los residuos que pueden derivar en problemas de salubridad, como pescaderías, carnicerías o fruterías. No obstante, el secretario de Estado de Medio Ambiente, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica, advirtió sobre la dificultas existente para llegar a todas las áreas en las que no hay productos en descomposición “que generan un serio problema de salubridad”.
La Dana dejó un insalubre escenario en España, otro monstruo al que debe enfrentar el país europeo
La Conselleria y Ministerio de Sanidad han aprobado un protocolo de vigilancia epidemiológica para interceptar rápidamente cualquier posible caso de infección con potencial epidémico. Por ejemplo, cuadros de gastroenteritis, ictericia o neumonía. Por su parte, la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) alertó de que en las próximas semanas podría existir riesgo de enfermedades infecciosas entre los afectados. Estas pueden transmitirse por aire, alimentos o agua.
Tras la catástrofe del Dana, ahora España se enfrenta al insalubre escenario que dejó el fenómeno meteorológico. Además, la crisis climática también arrasó el Parque Natural de la Albufera.