El calor extremo tiene un impacto «serio» sobre la salud y la capacidad de trabajo de los empleados. Así lo alertan la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en un nuevo informe que pone el foco en los «retos crecientes» que representan las altas temperaturas para el mundo laboral.
Según estos organismos de la ONU, unos 2.400 millones de trabajadores en todo el mundo están expuestos a calor excesivo, hecho que provoca más de 22,85 millones de lesiones anuales.
El informe señala que la productividad física y mental de los trabajadores disminuye entre un 2 y un 3% por cada grado que supera los 20 ºC. Ante eso, se recomienda aplicar medidas adaptadas en cada sector y región.
Los responsables del estudio explican que esta publicación, presentada este viernes, supone la «primera actualización relevante» sobre el efecto del calor en el trabajo desde 1969.
Su elaboración responde a la «gravedad» de la situación actual. Los autores recuerdan que trabajar en entornos con temperaturas muy altas «no solo genera incomodidad, sino que puede ser peligroso e incluso mortal». Según ellos, esta es la nueva realidad diaria y nocturna: «Hace falta adaptarse o enfrentarse a consecuencias graves«.
La industria fósil debe ‘pagar’ por el desastre climático que causa
Ecologistas valoran con preocupación los datos publicados hoy en un informe conjunto de la Organización Mundial de la Salud y la Organización Meteorológica Mundial. Según ese informe, la frecuencia e intensidad de los episodios de calor extremo han aumentado drásticamente y están afectando negativamente a aproximadamente la mitad de la población mundial, reduciendo la productividad de las personas trabajadoras entre un 2 % y un 3 % por cada grado por encima de los 20 °C y aumentando el riesgo de insolación, deshidratación, disfunción renal y trastornos neurológicos.
En un contexto en que los impactos climáticos, como incendios forestales, olas de calor y sequías no dejan de empeorar, como está ocurriendo en España este verano, ecologistas exigen a las empresas petroleras y gasísticas, principales causantes del cambio climático, que paguen por los daños que causan.
Las personas que trabajan están en la primera línea de riesgo ante extremos climáticos como las olas de calor o los incendios y este informe lo demuestra con contundencia.
Es indignante que, en medio de esta crisis, estén pasando desapercibidos los máximos responsables, aquellos que ponen el combustible que alimenta el cambio climático, que son las corporaciones de los combustibles fósiles.
Cualquier plan o pacto de emergencia climática tiene que hacerles pagar, a través de nuevos impuestos, por el daño que han causado y siguen causando, y retirarles todos los privilegios y subvenciones de que gozan. Repsol y el resto de compañías fósiles pretenden librarse de pagar los daños que sus sucios negocios han provocado. No lo permitamos”.
Campaña ‘Stop Drilling, Start Paying’
Los Gobiernos ya no pueden quedarse de brazos cruzados mientras la salud y los ingresos de las personas trabajadoras se deterioran debido a una crisis climática a la que apenas han contribuido.
Organizaciones y personas de todo el mundo, especialmente de las regiones más afectadas por el cambio climático, se están movilizando para exigir más inversión en adaptación, con refugios climáticos como espacios frescos y zonas de sombra. Mientras tanto, las corporaciones petroleras y gasísticas ganan miles de millones cada día impulsando el aumento de las temperaturas.
El informe de la OMS y la OMM enumera muchas de las soluciones adecuadas para afrontar este desafío, pero son los culpables de esta crisis climática, no la gente común, quienes deberían financiar las medidas mediante impuestos contundentes sobre las ganancias de las empresas de combustibles fósiles”, ha declarado Rebecca Newsom, responsable política de la campaña «Stop Drilling, Start Paying».
La importancia de iniciativas como el Pacto “Quien Contamina Paga”, una alianza global de comunidades que se encuentra en primera línea ante los desastres climáticos.
Esta alianza exige que sean las corporaciones fósiles, como Repsol, las que paguen los costes de pérdidas y daños, adaptación y mitigación del cambio climático que han provocado.
Entre los grupos que respaldan el Pacto se encuentran grandes sindicatos y personas trabajadoras individuales de todo el sur de Asia, incluyendo personas que trabajan en la venta ambulante y la recogida de residuos para el reciclaje, el Sindicato de Trabajadores de Amazon, personas trabajadoras del hogar, de la construcción y de fábricas que trabajan en interiores, que sufren violentas olas de calor e inundaciones.
Ecologistas han documentado el impacto de estos fenómenos meteorológicos extremos y realizan campañas para exigir a los Gobiernos de todo el mundo que aumenten los impuestos a las empresas petroleras, de carbón y de gas para compensar los daños que causan.