El sistema multilateral para la lucha climática no se tambalea, según los expertos, pero el consenso en las negociaciones se ve amenazado por la falta de acuerdos, especialmente sobre los combustibles fósiles, lo que ralentiza los avances. Esta son las perspectivas de cara a la próxima COP31 que se realizará en Turquía y contará con el apoyo de Australia.
La COP30 en Brasil resultó en un acuerdo de mínimos, que específicamente evitó hacer una declaración sobre la salida de estos combustibles, y la COP31 en Turquía se enfrentará a las más variadas presiones geopolíticas y a la necesidad de reformar el proceso.
Los expertos en el tema debaten si se debe mantener el consenso o si hay que flexibilizar las negociaciones con el fin de insertar acuerdos voluntarios, aunque reconocen que el sistema, a pesar de sus imperfecciones, sigue permitiendo conseguir avances.
COP31 en Turquía pondrá a prueba el consenso climático global
Concluida la COP30 en Brasil, con un balance de luces y sombras por la dificultad de consensos al ser tantos los países que deciden, el mundo se prepara para la COP31 en Turquía bajo la sombra de si debe reformarse el proceso negociador de estos foros mundiales; ¿se tambalea el multilateralismo en la lucha climática?.
¿Es eficaz el sistema? ¿Debería reformarse? Estas son algunas de las preguntas que se plantean cada vez más los expertos en el ámbito de la lucha climática; «el sistema no es perfecto» pero permite seguir avanzando, «creo que sí sirve», asegura la investigadora principal Lara Lázaro, del Real Instituto Elcano.
El formato de las COP, con múltiples actores a distintas bandas en las negociaciones, representa «uno de los pocos foros multilaterales que siguen avanzando, aunque no a la velocidad que marca la ciencia», ha explicado la responsable de dicho laboratorio de ideas sobre relaciones internacionales y política.
Tras desgranar algunos de los resultados de la reciente COP30 en Brasil, la experta ha insistido en que el mecanismo de consensos que exige poner de acuerdo o casi de acuerdo a todas las partes ralentiza los pactos, aunque, sin embargo, «es muy significativo que en el contexto actual de fractura abierta del multilateralismo el sistema no esté paralizado».
Y es que sigue funcionando, aunque países como Estados Unidos, siendo el segundo mayor contaminante, va a ver caducar legalmente su compromiso nacional de reducción de emisiones o NDC en 2026 al hacerse operativo para entonces su anuncio de salida del Acuerdo de París por segunda vez, ha recordado.
El multilateralismo climático se cuestiona pero sigue avanzando
Es un error valorar cada cumbre climática en términos absolutos «de éxito rotundo o fracaso estrepitoso», esa mirada puede distorsionar el trabajo constante de acción, innovación, oportunidades e implementación. Hace diez años se esperaba un aumento medio de las temperaturas de hasta 4 grados. Los compromisos actuales «nos sitúan» en una horquilla de entre 2,3 grados y 2,5 grados.
«Algunas reuniones son más técnicas, otras de presentación de compromisos, resultados y especialmente, a futuro, de implementación; pero todas ayudan a transitar el camino hacia el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París».
Hay que «seguir avanzando sobre lo construido y lo que acabamos de acordar, acelerando para alinearnos con la ciencia», asegura la experta.
Las cumbres climáticas pasan de las promesas a la acción
En la próxima cumbre en Turquía, en la que será Australia la que presida las negociaciones, el multilateralismo se verá bajo «la presión» añadida de «una geopolítica» incierta y «la urgencia climática» que exige acelerar el control de emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la adaptación de los países frente a los graves impactos del clima.
«Hay expertos que defienden preservar el consenso en las decisiones de las COP para garantizar que todos los países avancen juntos»; por el contrario, «otros proponen mecanismos más flexibles» que permitan, por ejemplo, insertar acuerdos voluntarios y abiertos en los textos negociados.
El «rompecabezas climático» es complejo. Las cumbres son como un puzle de 8.000 millones de piezas, asegura la experta para referirse a quienes representan estos foros climáticos mundiales, y que son el mundo entero, toda la población.
Más allá de las decisiones que toman los gobiernos, las COP son espacios abiertos que dan voz a todos los actores que no son partes del Acuerdo de París a través de la agenda de acción y sus peticiones climáticas. Cada pieza aporta «un fragmento que permite seguir avanzando», ha insistido.
En Turquía, ha proseguido, volverán a plantearse cuestiones «que ya han tensionado» otras cumbres. Además del tema de las medidas comerciales unilaterales, planea el debate de la reforma del proceso de negociación en las COP, algo sobre lo que el secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, Simon Stiell, ha pedido propuestas a un grupo de expertos, según han publicado algunos medios.
La reciente COP30 en Belém (Brasil), como el resto de cumbres climáticas previas, ha dejado aspectos relevantes en el tintero por falta de consensos.
Geopolítica tensa y urgencia climática marcarán la próxima COP
La COP30 eludió finalmente una declaración explícita sobre cómo transitar para dejar atrás los combustibles fósiles, que ya se había acordado en la COP28 en Dubai; se ha propuesto una hoja de ruta para la transición hacia una economía sin combustibles fósiles justa, ordenada y equitativa, ha explicado Lázaro.
También se ha propuesto una hoja de ruta para abordar la deforestación; se lanzó además el Tropical Forests Forever Facility (TFFF), la presidencia brasileña pretendía movilizar 25.000 millones inicialmente pero el acuerdo final apenas alcanzó 6.700 millones de euros.
Además, para 2026-2027 se ha establecido un programa de trabajo sobre financiación vinculado al artículo 9.1 del Acuerdo de París.
Por primera vez, el texto menciona «medidas unilaterales de comercio», en alusión a instrumentos como el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono de la UE para fomentar que los productos importados cumplan estándares climáticos como los de la Unión.
La transición que existe, desde las negociaciones hasta la implementación de los acuerdos, sigue siendo un gran reto para las cumbres climáticas, por lo que se requiere un mayor esfuerzo para que los compromisos se traduzcan en acciones concretas.
En resumen, el sistema multilateral de la lucha climática se enfrenta a importantes desafíos y la COP31 en Turquía será crucial para determinar si es posible alcanzar acuerdos más ambiciosos y si es posible hallar nuevas vías para reformar el proceso de negociación. Seguir leyendo en ECOticias.com / EFE














