Los científicos saben quién es el responsable del cambio climático. Un estudio de 2021 constató un consenso superior al 99 % en cuanto al cambio climático provocado por el hombre en publicaciones científicas revisadas por pares (revisadas antes de su publicación por expertos en el mismo ámbito), un nivel de certeza similar al de la teoría de la evolución.
El informe de síntesis del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en marzo de 2023, confirmó categóricamente que la actividad humana es la causa principal del cambio climático. Las exhaustivas evaluaciones del IPCC han sido redactadas por cientos de destacados científicos internacionales, han contado con las aportaciones de miles de expertos y han sido refrendadas por los gobiernos de todos los países del mundo.
Cada fracción de grado en el calentamiento es importante
Con cada incremento del calentamiento global, los fenómenos de calor y lluvia extremos se hacen más frecuentes e intensos.
Los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono, generados por las actividades del hombre son responsables de aproximadamente 1,1 °C de calentamiento desde 1850-1900. Esto ya ha originado cambios significativos en el clima, entre ellos fenómenos meteorológicos más extremos, que han causado daños generalizados a las personas y a la naturaleza.
Si el calentamiento global supera en 1,5 °C los niveles preindustriales, habrá más olas de calor, estaciones cálidas más prolongadas y estaciones frías más cortas. Con 2 °C de calentamiento global, el calor extremo superaría con mayor frecuencia los umbrales críticos de tolerancia, con efectos devastadores para la agricultura y la salud humana. El aumento de los cambios en la humedad y la sequedad, en los vientos, la nieve y el hielo, las zonas costeras y los océanos, afectará a las distintas regiones de maneras diferentes.
Adaptación de los seres humanos, las plantas y los animales
Si las temperaturas globales siguen aumentando, la adaptación al cambio climático será cada vez más difícil, especialmente para los países más pobres. Una pequeña isla, por ejemplo, puede dejar de ser habitable debido a la subida del nivel del mar y a la falta de suficiente agua potable. Si eso ocurre, puede que sus habitantes no tengan otra opción que abandonar sus hogares.
La adaptación por sí sola no puede hacer frente a los efectos del cambio climático. La adaptación juega un papel decisivo a la hora de salvar vidas y medios de subsistencia, pero la capacidad humana para adaptarse al cambio climático no es ilimitada.
El ascenso del nivel del mar que sumerge a las comunidades costeras y las olas de calor extremo intolerables para el cuerpo humano son ejemplos de límites «duros» para nuestra capacidad de adaptación.
Con el aumento del calentamiento global, las pérdidas y daños se incrementarán y más sistemas humanos y naturales alcanzarán los límites de su capacidad de adaptación. Muchas especies y ecosistemas se encuentran ya cerca o han superado sus límites de adaptación.
Una grave amenaza para la salud de las personas
Los efectos del cambio climático están perjudicando a la salud de las personas (contaminación atmosférica, enfermedades, fenómenos meteorológicos extremos, desplazamientos forzosos, inseguridad alimentaria y riesgos para la salud mental) y empeorarán con cada fracción de grado de calentamiento.
La causa principal del cambio climático —la combustión de carbón, petróleo y gas— también provoca contaminación atmosférica, que a su vez puede generar enfermedades respiratorias, derrames cerebrales e infartos de miocardio. En la actualidad, más de 8,7 millones de personas mueren cada año debido a la contaminación atmosférica.
Sustituir las centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles por energías renovables, como parques eólicos o solares, beneficiará enormemente a la salud de las personas. Las turbinas eólicas y los paneles solares no liberan emisiones que contaminen el aire o provoquen el calentamiento global.
El gas natural no una fuente de energía limpia
El gas natural es un combustible fósil, como el petróleo y el carbón, formado por restos de plantas, animales y microorganismos que vivieron hace millones de años. Al quemarse, libera contaminación por carbono a la atmósfera.
Además, la extracción y el transporte de gas natural suelen liberar metano —un potente gas de efecto invernadero— a la atmósfera. La producción de gas natural fue responsable de 40 millones de toneladas de emisiones de metano en 2021, aproximadamente la misma cantidad de emisiones de metano que la industria petrolera. El metano es cerca de 84 veces más potente que el CO2, medido en un período de 20 años. Los científicos saben quién es el responsable del cambio climático.