Según refleja la novena edición del informe Low Carbon Economy Index: Is Paris Possible elaborado por PwC, la cifra, aunque insuficiente, sitúa a España por detrás de Reino Unido, que redujo su intensidad en carbono un 7,7 por ciento en 2016 y China, cuya reducción fue del 6,5 por ciento.
España redujo su intensidad energética en 2016 un 5,8 por ciento, una cifra superior a la media mundial, que se sitúa en un 2,6 por ciento, aunque estas reducción de emisiones están lejos de la tasa anual del 6,3 por ciento necesaria para poder cumplir el objetivo de limitar el calentamiento global por debajo de 2 grados centígrados recogido en el Acuerdo de París.
Según refleja la novena edición del informe ‘Low Carbon Economy Index: Is Paris Possible?’ elaborado por PwC, la cifra, aunque insuficiente, sitúa a España por detrás de Reino Unido, que redujo su intensidad en carbono un 7,7 por ciento en 2016 y China, cuya reducción fue del 6,5 por ciento.
El estudio valora que la economía mundial ha logrado reducir la intensidad de sus emisiones de carbono un 2,6 por ciento en 2016, lo que indica una notable mejora respecto al 1 por ciento anual de 2014 y, en este contexto, señala que la economía española es una de las que más ha reducido su intensidad energética.
En concreto, tanto en 2016, cono un 5,8%, como en lo que va de siglo, un 2,4 por ciento, la tasa de reducción de emisiones está «por encima del promedio mundial», que fue del 2,6 y el 1,4 por ciento respectivamente.
En términos absolutos, España también se encuentra entre los países «menos carbonizados», a consecuencia del aumento de las energías renovables en el mix energético nacional y PwC apunta que la economía española deberá centrar sus esfuerzos en conseguir una tasa de reducción anual media del 3,2 por ciento 2030.
La socia responsable de Sostenibilidad y Cambio Climático en PwC María luz Castilla considera que las empresas deben prepararse para abordar los riesgos físicos y de transición –regulatorios, de mercado, tecnológicos– hacia una economía baja en carbono. «Pero también deben ser capaces de identificar las oportunidades comerciales en productos y servicios que se derivan de esta revolución», ha aconsejado.
Así, si la media mundial es del -2,6 por ciento; la media de los países del G7 es de -2,9 por ciento, si bien, el producto interior bruto de estas economías fue del 3,1 por ciento a nivel mundial y del 1,5 por ciento entre los países del G7.
Por detrás de España, los países que más han reducido su intensidad en carbón son México (-4,6 por ciento); Australia y Brasil (-3,8%); Estados Unidos (-4,6%); Japón (-2,4%); Canadá (-2,1%); Rusia (-1,7%) y la media de la UE también fue de -1,7%.
El informe refleja que Reino Unido y China son los únicos que superaron el año pasado la tasa de descarbonización necesaria para cumplir el objetivo de los dos grados, con un 7,7 y un 6,5 por ciento respectivamente.
Reino Unido ha tenido una media de reducción del carbono del 6 por ciento desde 2000, casi tres veces mayor que la media mundial, a consecuencia de la puesta en marcha de los planes de cierre de centrales de carbón para 2025, lo que provocó una caída del consumo del carbón del 52 por ciento.
En el caso de China, el mayor consumidor de energía y carbón del mundo, su reducción en el consumo de carbón del 1,4 por ciento se debe a las nuevas políticas energéticas y medioambientales. Además, China instaló más capacidad de energía renovable en 2016, superando incluso a Estados Unidos.
A la cola del índice se encuentran Indonesia, Argentina, Turquía y el sur de África, donde el crecimiento de las emisiones superó al de su PIB.
ep