La ola de calor vivida estos días pasados en España ha provocado, entre otras afecciones graves, que los niveles de ozono troposférico se incrementen de manera considerable tanto en el territorio nacional como en el resto de Europa.
¿A qué es debido? Sobre todo al efecto de las emisiones contaminantes del tráfico rodado, pero también en buena parte por el transporte marítimo y aéreo, así como por la producción de electricidad en centrales térmicas ya que se usa más el aire acondicionado estos días de altas temperaturas.
En España, la mayor contaminación en este sentido se produjo en la estación de Alcover (Tarragona) este pasado lunes, donde por primera vez desde el año 2021 se rebasó incluso el umbral horario de alerta, establecido por la normativa en 240 microgramos de ozono por metro cúbico de aire.
Olas de calor y ozono son una ‘pésima’ combinación
La primera ola de calor del verano ha provocado que se hayan disparado los niveles de ozono troposférico en España y Europa, por efecto de las emisiones contaminantes del tráfico motorizado de las principales ciudades y carreteras, del transporte marítimo y aéreo y de la producción de electricidad en centrales térmicas por el mayor uso de aire acondicionado.
En la última semana, en Cataluña, Madrid y Sevilla, entre otros territorios, se han producido cien superaciones del umbral horario de información a la población, establecido por la normativa en 180 microgramos de ozono por metro cúbico de aire.
La peor situación se ha registrado en el Corredor del Henares madrileño, con 30 superaciones (en Alcalá de Henares, Algete, Arganda del Rey, Rivas-Vaciamadrid, San Sebastián de los Reyes y Torrejón de Ardoz), seguida de la ciudad de Madrid, con 21 superaciones, el área metropolitana de Barcelona, con 11 horas de superación, el Camp de Tarragona con 8 horas de superación y el área metropolitana de Sevilla, con 5 superaciones del umbral de información.
La máxima contaminación se registró en la estación de Alcover (Tarragona) el lunes 30 de junio, donde por primera vez desde el año 2021 se rebasó incluso el umbral horario de alerta, establecido por la normativa en 240 microgramos de ozono por metro cúbico de aire.
La previsión de la superación del umbral de información obliga a las autoridades autonómicas a advertir a las personas más sensibles a la contaminación atmosférica, tales como niños y niñas, personas mayores, mujeres gestantes o personas con problemas respiratorios o cardiovasculares, de que se protejan evitando en las horas centrales del día y a la caída de la tarde cualquier esfuerzo físico y los ejercicios al aire libre. También deben informar sobre la previsión de evolución de la contaminación, las áreas afectadas y la duración del episodio.
Adicionalmente, la previsión de la superación del umbral de alerta obliga a las autoridades autonómicas y locales a adoptar las medidas necesarias de urgencia. No obstante, tanto los Ayuntamientos de Madrid y Sevilla como la Junta de Andalucía, la Generalitat de Cataluña y la Comunidad de Madrid se han limitado a difundir avisos rutinarios por medios claramente insuficientes, una vez producidas las situaciones de alerta, por lo que las personas vulnerables no han sido advertidas, vulnerando el derecho a la salud de la población más afectada.
La legislación española establece que cuando en una zona exista el riesgo de que el nivel de ozono supere el umbral de alerta las administraciones elaborarán planes de acción a corto plazo que indicarán las medidas que deben adoptarse a corto plazo para reducir el riesgo de superación o la duración de la misma. Esos planes de acción podrán incluir medidas relativas al tráfico de vehículos de motor y al funcionamiento de instalaciones industriales.
Sin embargo, las administraciones locales y autonómicas citadas no han tomado dichas medidas de urgencia para reducir los altos niveles de contaminación por ozono, entre otros motivos porque carecen de los preceptivos protocolos para combatir los episodios de ozono, o porque dichos protocolos no contemplan más que medidas informativas.
Contrasta la negligencia de las autoridades españolas con la actuación de las de la vecina Francia ante el mismo episodio de ozono, frente al que esta semana se ha restringido el tráfico en las áreas metropolitanas de París, Marsella o Lyon, con prohibición de la circulación de los vehículos más contaminantes, reducción de la velocidad, encarecimiento de los estacionamientos centrales o bonificación del transporte público, medidas encaminadas a reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno, principal contaminante precursor del ozono.
Al margen de las superaciones de los umbrales de información y de alerta, en setenta estaciones de medición repartidas por Andalucía, Illes Balears, Castilla-La Mancha, Extremadura, Cataluña, Comunitat Valenciana y Comunidad de Madrid se ha superado en lo que llevamos de año el nuevo objetivo establecido por la normativa para proteger la salud, ante la pasividad de las administraciones autonómicas y del Gobierno central, que siguen sin adoptar Planes de Mejora de la Calidad del Aire eficaces, obligados en esta situación.
El ozono troposférico, también conocido como ozono “malo” por contraposición al de la estratosfera, es un contaminante secundario producido por la reacción entre la luz solar y el dióxido de nitrógeno y los hidrocarburos emitidos por los automóviles y algunas industrias.
Por inhalación, provoca un incremento del riesgo de enfermedades respiratorias agudas y reducción de la función pulmonar, así como el agravamiento de patologías cardiovasculares. Según la Agencia Europea de Medio Ambiente, en 2022 fallecieron prematuramente en España entre 6.000 y 10.000 personas por exposición a niveles de ozono como los registrados durante esta ola de calor. El ozono, además de para las personas, también es tóxico para la vegetación, dañando los parques y montes y reduciendo la productividad de los cultivos. ECOticias.com