Existe un tipo de tecnología capaz de convertir los edificios en una especie de bosques. Podríamos estar ante la vía definitiva para salvar a la humanidad. La arquitectura sostenible avanzada cada día y 2025 está siendo un año clave en la adopción de nuevas tecnologías y materiales ecológicos. El deseo de rozar la ansiada neutralidad de carbono está derivando en que tanto arquitectos como constructores diseñen edificios con procesos de construcción con bajo impacto ambiental. Pero la tecnología de la que hablamos da un paso más allá.
De edificios a bosques: La nueva que se acerca a las ciudades
Tras saberse que La Palma apuesta por la energía fotovoltaica en cinco edificios públicos, ha salido a la luz el filtro de aire “todopoderoso” que llega de parte de los investigadores del MIT.
Este grupo de expertos ha desarrollado un filtro de aire que transforma cualquier edificio en una máquina de captura de carbono con un 92% de eficiencia neta sin consumir energía agregada.
Se trata de una tecnología basada en HVAC que podría descartar hasta 596 millones de toneladas de CO2 por año utilizando filtros regenerados con luz solar.
Conforme las emisiones de carbono continúan subiendo sus niveles, se hace cada vez más evidente que no es suficiente con reducirlas. También es necesario revertirlas.
En este aspecto, un equipo de investigadores ha creado un filtro de aire capaz de capturar CO2 directamente desde los sistemas de ventilación de los edificios.
Esto sin necesidad de recurrir a imponentes infraestructuras o un altísimo consumo de energía. Corresponde a una solución simple en cuanto a apariencia, pero que podría significar un verdadero punto de inflexión.
La tecnología se respalda en lo ya instalado. Por ejemplo, sistemas HVAC (calefacción, ventilación y aire acondicionado) de viviendas, oficinas y fábricas.
Por su parte, el filtro tiene una composición basada en nanofibra de carbono recubiertas con un polímero denominado PEI, capaz de capturar dióxido de carbono de forma pasiva, sin que pueda interferir con el flujo de aire.
Captura de CO2 con un bajo consumo energético: La revolución de los edificios urbanos
Al contrario de lo que sucede en las plantas de captura directa del aire (DAC) tradicionales, que suelen ser de grandes dimensiones, costosas y muy dependientes a nivel energético, esta nueva perspectiva reparte la captura en miles de millones de puntos pequeños.
Y lo más llamativo es que funciona con escasa energía. Uno de los retos principales de las tecnologías conocidas es la regeneración: liberar el CO2 tras la captura.
Necesita de elevadas temperaturas y mucha energía. Es ahí donde este filtro brilla con todo su resplandor. Su singular diseño permite que pueda regenerarse con calor solar directo, llegando a apenas 80°C o con un impulso eléctrico de uno o dos segundos. Esto acota de forma drástica el consumo energético.
Asimismo, le abre la puerta a una posible adopción masiva en contextos urbanos. Si el sistema hace este proceso con energía solar puede llegar a una increíble 92% de captura neta de carbono. Además, el impacto sobre el consumo de energía de los edificios es casi nulo.
Perspectiva de futuro de los edificios que “hacen la fotosíntesis”
El equipo a cargo del sistema acuña que, de implementarse este sistema a gran escala, esta tecnología podría suprimir 25 millones de toneladas de CO2 anuales solo en Estados Unidos y hasta 596 millones en términos globales.
El mayor desafío es cómo producir y distribuir de forma masiva los filtros y cómo asentar una red eficaz para su mantenimiento y regeneración. Sin embargo, hasta este desafío se vislumbra como algo más manejable si lo comparamos con el levantamiento de plantas gigantescas de captura directa.
Ciertas firmas emergentes ya están investigando sobre esto. Ejemplos de ello son Heirloom y CarbonBuilt, que ya concretan experimentos con alternativas descentralizadas en edificios residenciales.
Hasta ubicaciones como Copenhague y San Francisco se plantean la integración de tecnologías de captura pasiva. Las ciudades con sus edificios serán como bosques, dado que los árboles también capturan carbono. En paralelo, se están mezclando bacterias con cemento para construir edificios capaces de hacer lo imposible.















