Las emisiones de gases de efecto invernadero en Cataluña han experimentado un descenso significativo en los últimos años, hasta situarse en niveles similares a los de la década de 1980. Este retroceso marca un hito relevante en la lucha contra el cambio climático y refleja el impacto de profundas transformaciones en los ámbitos industrial y energético del territorio.
Uno de los factores clave de esa bajada de emisiones ha sido la reconversión del tejido industrial. Sectores tradicionalmente intensivos en energía y emisiones, como la química pesada o la metalurgia, han reducido su peso relativo o han incorporado tecnologías más eficientes y limpias.
El retorno a niveles de emisiones de los años ochenta es un logro destacable, pero también un recordatorio de que la transición ecológica debe profundizarse para afrontar los retos futuros.
La modernización de procesos, la electrificación de la producción y la mejora en la eficiencia energética han permitido producir más con menos consumo de combustibles fósiles. Además, muchas empresas han adoptado estrategias de economía circular, reduciendo residuos y reutilizando materiales y bajando emisiones.
Cataluña baja sus emisiones de gases invernadero al nivel más bajo en tres décadas
Cataluña se ha situado por primera vez en treinta años por debajo del nivel de emisiones de gases invernadero del año 1990, según el departamento de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica.
El último informe de progreso del cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones de gases invernadero que ha elaborado la Oficina Catalana del Cambio Climático en 2023 Cataluña emitió 38,37 millones de toneladas de CO₂ equivalente, un 5,5 % menos que en 2022, lo que constata este descenso.
La consellera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica, Sílvia Paneque, que ya señaló en el debate monográfico sobre los presupuestos de carbono en el Parlament, este dato positivo, lo ha celebrado como uno de los «efectos reales de la bajada de emisiones» de «las políticas públicas, los cambios tecnológicos y el compromiso social».
Aún así, Paneque ha puntualizado: «Este dato de bajada de emisiones positivo no es suficiente, todavía tenemos el reto de acelerar el ritmo de reducción para lograr los objetivos internacionales y europeos, y por eso hay que fijar rumbos claros y objetivos compartidos».
Industria y energía, los sectores que lideran la reducción de CO₂
La disminución de emisiones de CO₂ del 2023 se explica principalmente por la caída de las emisiones industriales, con una reducción de más de un millón de toneladas, por una combinación de menor actividad en determinadas industrias intensivas en energía y una mejora en la eficiencia de los procesos productivos, en especial la industria química, la industria del cemento y la industria papelera.
También ha contribuido fuertemente la caída de las emisiones derivadas de la generación eléctrica, marcada por la alta importación de electricidad con menor intensidad de carbono y la menor actividad de los ciclos combinados por cuestiones de costes, sumado al incremento de la producción eléctrica a través de fuentes renovables.
También ha contribuido fuertemente la caída de las emisiones derivadas de la generación eléctrica, marcada por la alta importación de electricidad con menor intensidad de carbono y la menor actividad de los ciclos combinados por cuestiones de costes, sumado al incremento de la producción eléctrica a través de fuentes renovables.
A la vez, se han producido reducciones en el transporte y en el sector residencial. Las emisiones de metano y óxido nitroso disminuyeron el 2023, mientras que las de los gases fluorados continúan una ligera tendencia a la baja, favorecida por la regulación y la fiscalidad aplicadas a su uso.
Transporte y agricultura, los retos pendientes para cumplir los objetivos climáticos
El transporte continúa siendo lo principal generador de emisiones en Cataluña, con un 34 % del total. Lo siguen la industria (26 %) y el sector de producción y transformación de energía (13 %). La agricultura y la ganadería representan un 12 %, mientras que los residencial, servicios y residuos aportan cada uno un 5 %.
En cambio, el sector de uso del suelo, cambios de uso del suelo y silvicultura (LULUCF) absorbió 5,7 Mt CO₂ eq, hecho que reduce las emisiones limpias de Cataluña hasta los 32,6 millones de toneladas. Este papel como imbornal refuerza la importancia de una gestión forestal activa en la estrategia climática del país.
Aunque este descenso es una señal positiva, los expertos advierten de que no garantiza por sí solo el cumplimiento de los objetivos climáticos a largo plazo. Mantener y acelerar esta tendencia requerirá nuevas inversiones, un despliegue más rápido de renovables, cambios en la movilidad y un compromiso continuado de administraciones, empresas y ciudadanía.
El retorno a niveles de emisiones de los años ochenta es un logro destacable, pero también un recordatorio de que la transición ecológica debe profundizarse para afrontar los retos futuros. Seguir leyendo en EFE / ECOticias.com
