El Informe sobre la Brecha de Emisiones 2025 vuelve a encender todas las alarmas al mostrar que el mundo avanza a un ritmo peligrosamente alejado de la senda necesaria para limitar el calentamiento global a 1,5 °C. El documento, elaborado por expertos internacionales en clima, revela que las emisiones siguen aumentando cuando deberían estar descendiendo de manera drástica.
Esta tendencia supone un salto inquietante hacia un planeta más caliente, con impactos cada vez más severos que amenazan tanto la estabilidad ambiental como el desarrollo económico y social.
El informe subraya que, incluso si los países cumplieran plenamente sus compromisos actuales, el planeta se encaminaría hacia un incremento de la temperatura muy superior al pactado en el Acuerdo de París. Las brechas entre lo prometido y lo necesario se ensanchan: los planes climáticos nacionales no recortan las emisiones lo suficientemente rápido y los sectores más contaminantes continúan operando sin transformaciones estructurales profundas.
Informe sobre la Brecha de Emisiones 2025: la década que definirá el futuro climático
Esperado, pero inquietante. Así describen las y los especialistas los hallazgos de un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que señala que las temperaturas globales están en camino de superar el extremo más ambicioso del objetivo de temperatura del Acuerdo de París.
Las proyecciones del Informe sobre la Brecha de Emisiones 2025, publicado el 4 de noviembre pasado, indican que en la próxima década las temperaturas globales probablemente superarán los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales.
Defensoras, defensores y activistas a favor de la acción climática esperaban que ese umbral tardara décadas en alcanzarse, si es que llegaba a ocurrir. Mantener la temperatura media global por debajo de ese nivel es considerado crucial para evitar algunos de los peores efectos del cambio climático.
“A pesar de todas las advertencias, el mundo ha seguido emitiendo gases de efecto invernadero en niveles récord, así que esta conclusión no es inesperada”, afirmó Martin Krause, Director de la División de Cambio Climático del PNUMA. “Pero debería ser una llamada de atención para todas y todos. El cambio climático es real, está ocurriendo y, si no hacemos algo pronto, las consecuencias serán graves”.
Han pasado más de diez años desde que se firmó el Acuerdo de París. ¿Por qué se sigue frente a una catástrofe climática? A pesar del Acuerdo, la humanidad continúa quemando combustibles fósiles y emitiendo gases de efecto invernadero a un ritmo récord.
En 2024, estas emisiones —que actúan como una manta que atrapa el calor cerca de la superficie terrestre— aumentaron más del 2 %, prolongando una tendencia que se remonta a más de un siglo. Hoy hay más dióxido de carbono en la atmósfera que en cualquier momento de al menos los últimos 2 millones de años.
El planeta rumbo a superar 1,5 °C: causas, riesgos y urgencias
Incluso si los países cumplen con sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC por su sigla en inglés) para reducir las emisiones —y eso es un gran “si”—, el mundo se calentará entre 2,3 °C y 2,5 °C para finales de siglo, según estima el informe.
Es una ligera mejora respecto a la previsión del año pasado, pero sigue siendo suficiente para desestabilizar sistemas climáticos delicados, provocando más sequías, inundaciones, tormentas extremas y otros fenómenos.
Cuando se adoptó el Acuerdo de París en 2015, las y los expertos calculaban que el mundo se encaminaba a un aumento de 3 °C a 3,5 °C según las promesas de mitigación de los países —una trayectoria potencialmente catastrófica. Gracias a los compromisos que inspiró, esa proyección ha caído aproximadamente un grado, lo que demuestra que la acción climática global puede marcar una diferencia real.
Incluso si los países cumplen con sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional para reducir las emisiones —y eso es un gran “si”—, el mundo se calentará entre 2,3 °C y 2,5 °C para finales de siglo, según estima el informe.
En 2024, la temperatura media de la Tierra fue 1,5 °C más cálida que en tiempos preindustriales. ¿Qué hay de nuevo en los hallazgos del Informe sobre la Brecha de Emisiones 2025?
Es cierto que en 2024 la Tierra superó los 1,5 °C de calentamiento. Pero las y los investigadores no se centran en lo que ocurre en un solo año, sino en el promedio de varias décadas, que suaviza las variaciones aleatorias. El informe de este año concluye que este promedio multidecenal superará al menos temporalmente los 1,5 °C en los próximos diez años.
Técnicamente sí, pero las probabilidades son mínimas. El Informe sobre la Brecha de Emisiones 2025concluyó que las emisiones tendrían que reducirse aproximadamente un 55 % para 2035 para alinearse con la trayectoria de 1,5 °C, muy por encima de lo que los países han prometido.
Un objetivo más alcanzable, aunque difícil, es limitar el calentamiento a 2 °C, lo que requeriría una reducción del 35 % para 2035. Los compromisos actuales, incluso si se cumplen plenamente, solo reducirían las emisiones entre 12 % y 15 % para esa fecha —dejando al mundo muy lejos del objetivo.
La clave es mantener este exceso, como lo llaman las y los investigadores, lo más mínimo y breve posible. El informe plantea un escenario en el que las temperaturas suben hasta 1,8 °C antes de volver a caer por debajo de 1,5 °C antes de fin de siglo. Pero incluso eso será difícil, reconoce el Informe. Aun así, el mundo no puede dejar de intentarlo, dijo Krause.
“Cada fracción de grado de calentamiento que evitemos significa que el cambio climático será menos severo.
Si nos comprometemos, todavía podemos salvar vidas, proteger economías y evitar que el mundo alcance puntos de inflexión climáticos devastadores”.
Qué exige el PNUMA: liderazgo del G20 y ruptura con los combustibles fósiles
Ante todo, la humanidad debe romper su dependencia de los combustibles fósiles y aumentar la producción de energía renovable. Para lograrlo se requiere el liderazgo del Grupo de los 20 (G20), que representa alrededor de tres cuartas partes de las emisiones y, en conjunto, no está en camino de cumplir sus compromisos climáticos. También implica más apoyo financiero para los países en desarrollo y una reforma de la arquitectura financiera global.
Sí. En la década transcurrida desde la firma del Acuerdo de París, hemos visto un auge en el uso de energías renovables, impulsado en gran parte por la caída de los costos. Esto ha preparado al mundo para un futuro bajo en carbono, marcado por crecimiento económico y seguridad energética.
Ante todo, la humanidad debe romper su dependencia de los combustibles fósiles y aumentar la producción de energía renovable.
“Tenemos la tecnología y el conocimiento para poner fin a la crisis climática”, afirma Krause. “Lo que necesitamos ahora es voluntad política”.















