Las plantas están viendo cada vez más reducida su capacidad de absorber CO₂ debido a los fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático. Es lo que se desprende de un estudio reciente elaborado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB).
Unas consecuencias negativas que afectan al equilibrio del carbono en la Tierra y modifican el crecimiento de las plantas como se constata en este análisis que pone de manifiesto que las olas de calor producidas en el año 2022 redujeron en un 27% la capacidad de la vegetación de actuar como sumideros de carbono.
Por ello, los responsables de este estudio apuntan a la «urgencia de mejorar la vigilancia de los flujos de carbono, especialmente en las zonas vulnerables, así como de reforzar las políticas de adaptación y protección de los ecosistemas clave» ante estos fenómenos meteorológicos cada vez más extremos y frecuentes.
Las plantas tienen cada vez menos capacidad de capacidad de absorber CO₂
El aumento de fenómenos meteorológicos extremos provocados por el cambio climático está alterando el equilibrio del carbono en la Tierra y afecta al crecimiento de las plantas, así como a su capacidad de absorber CO₂, según un estudio reciente elaborado por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona (ICTA-UAB).
«En el año 2022 se registró una ola de calor particularmente intensa que redujo en un 27% la capacidad de la vegetación de actuar como sumideros de carbono, lo que pone en evidencia la vulnerabilidad de los ecosistemas frente a condiciones extremas. Esa cantidad de dióxido de carbono (CO₂) no absorbido de la atmósfera equivaldría a todo el volumen de CO₂ emitido en España ese mismo año», explican en este informe.
Los sumideros de carbono son sistemas que absorben más CO₂ del que emiten. Los bosques, suelos y océanos son ejemplos naturales de sumideros y ayudan a mitigar el cambio climático al reducir la concentración de CO₂ en la atmósfera.
El estudio, liderado por el investigador del ICTA-UAB Ricard Segura Barrero, analiza cómo las plantas absorben y liberan CO₂ teniendo en cuenta la humedad del suelo como un factor importante. Los resultados, publicados recientemente en la revista Global Biogeochemical Cycles, muestran que el equilibrio entre la humedad y el momento en que ocurren los acontecimientos extremos (como las olas de calor o las sequías) es clave para entender cómo responden los ecosistemas. Regiones como el suroeste de Europa, donde se encuentran diferentes tipos de clima, son especialmente vulnerables a estos cambios.
La investigación analizó los flujos de carbono entre los años 2001 y 2022 en territorios como Portugal, España, el sur de Francia e Italia. Se incluyeron datos de diez regiones biogeográficas que mostraron que los flujos de los ecosistemas en los climas continentales y húmedos se ven más influenciados por las olas de calor y las sequías que los ecosistemas de las regiones mediterráneas, más adaptados a estos acontecimientos.
En general, las tendencias actuales de calentamiento y sequía pueden provocar desequilibrios entre fotosíntesis y respiración, comprometiendo el papel de los ecosistemas como sumideros de carbono.
Los investigadores también utilizaron datos de satélite sobre la fluorescencia inducida por el sol, un buen indicador de la actividad fotosintética de la vegetación, para validar los modelos utilizados y confirmar que el intercambio de carbono entre los ecosistemas y la atmósfera es muy sensible a los acontecimientos extremos.
Este desequilibrio climático tiene implicaciones directas para el ciclo global del carbono y para los esfuerzos por mitigar el cambio climático. Los investigadores subrayan la urgencia de mejorar la vigilancia de los flujos de carbono, especialmente en las zonas vulnerables, así como de reforzar las políticas de adaptación y protección de los ecosistemas clave.