“Bolivia tiene más recursos de litio identificados que cualquier otro país, pero los actuales tres principales productores son Chile, Australia y Argentina, en ese orden. La nación confía en lograr ser el número 1 del mundo, a pesar de las quejas de los activistas medioambientales.”
Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina, comenzó recientemente a exportar litio a China, en lo que se considera el primer paso hacia el cumplimiento de sus ambiciones de convertirse en el mayor exportador del mundo de este material, que se utiliza en dispositivos de alta tecnología, tales como teléfonos inteligentes, coches eléctricos y en la industria farmacéutica.
Las primeras 10 toneladas de carbonato de litio enviadas al gigante asiático fueron extraídas de una planta piloto ubicada en las salinas de la región suroeste de Uyuni. Pero con un precio de apenas $ 70.000, el movimiento es visto más como una transacción simbólica que como un avance económico para el país, que espera multiplicar la cifra en millones de dólares en 2020.
Útil, pero peligroso
El Litio, con frecuencia es denominado el «petróleo blanco» e impulsa gran parte del mundo moderno, ya que se ha convertido en un componente insustituible por ejemplo de las baterías recargables usadas en dispositivos de alta tecnología.
Bolivia se enfrenta a varios retos entre los que destaca que tienen una infraestructura rudimentaria, un entorno normativo bastante severo y genera dudas en torno a la seguridad de las inversiones, además de la existencia de varios movimientos contrarios a la explotación de este mineral, por considerarlo un peligro medioambiental latente.
Uno de los pilares de las quejas de los activistas es que el tipo de litio presente en las salinas de Uyuni requiere un suministro constante de productos químicos para el procesamiento del mismo y que el transporte no ofrece ninguna garantía de seguridad, dado que la accesibilidad a la región es muy precaria.
Dudas de los inversores
En 2012, el gobierno nacionalizó las minas de estaño y zinc de Colquiri antes propiedad de Glencore y la de plata de Malku Khota a la Sud American Silver; esta última se justificó ante la manifestación civil de activistas e indígenas.
Por esta razón los futuros inversores temen que, si los esfuerzos de participación comunitaria fallan o el impacto ambiental y el uso intensivo del agua no son gestionados de manera correcta, puedan surgir nuevos movimientos que acaben por nacio0nalizar también la industria del litio.
En los últimos años, el presidente Evo Morales ha rechazado en repetidas ocasiones la presencia de socios extranjeros para ayudar a desarrollar esta incipiente industria, pero en la actualidad está dispuesta a trabajar con Chile y Argentina, los otros dos jugadores dominantes en América del Sur, para explotar juntos lo que se conoce como el «triángulo del litio».