“La minería del oro ha pasado por varias etapas en Bolivia, primero se trabajaban los ríos por secciones y manualmente, luego se recurrió a las retroexcavadoras y los vibradores y en la actualidad se emplea mercurio para recuperar el polvo de oro. Pero las consecuencias del uso de este peligroso metal son perturbadoras y alarmantes.”
La crisis económica mundial de 2008 despertó una nueva fiebre de la minería de oro en los países de la Amazonía. Esto provocó una suba en los precios del metal, el crecimiento de la demanda mundial y un aumento de la minería en la Amazonía boliviana.
Mercurio: un enemigo que necesita ser investigado
El mercurio se une al oro formando una amalgama pesada que permite la recogida de las partículas más pequeñas. Como el mercurio utilizado en el proceso de extracción se derrama en el agua, éste se transforma en metilmercurio, un elemento altamente tóxico que es absorbido por los peces.
Cuando alguien consume pescado u otro producto contaminado con metilmercurio, el compuesto entra en el torrente sanguíneo y se propaga rápidamente a otras partes del cuerpo (aproximadamente el 95 por ciento se absorbe y es bioacumulable).
Según el último informe de la Global Mercury Assessment que fue elaborado para el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), 55 toneladas de mercurio fueron derramadas en el agua y el suelo bolivianos solo en 2012. Este informe definió el mercurio como “una amenaza global para la salud humana y medioambiental”.
Las cifras del PNUMA también afirman que Bolivia habría descargado cientos de toneladas de mercurio ambientalmente contaminante, desde 2010, con lo que el país tiene el dudoso honor de ser responsable del 6 % del mercurio mundial vertido, debido a la minería del oro.
La contaminación campa a sus anchas
La contaminación mercurial está afectando a la población de peces y consecuentemente, también a los humanos y animales que se alimentan de dicho pescado. Los estudios realizados tanto en la estación húmeda como en la seca, demuestran que la cantidad de partículas por billón (ppb) de mercurio en los peces, supera ampliamente las 200 consideradas como “seguras” para el consumo.
Si bien hay comunidades que se han manifestado en contra de la minería del oro, en general priman los intereses económicos y se sigue permitiendo el volcado de mercurio en lagos, ríos y corrientes de agua. Ya es hora de que se valore más la salud de miles de bolivianos, que las ganancias de un puñado de empresas mineras.