A pesar de un arranque prometedor, ‘El Niño’ apenas dejó precipitaciones y, lo que es peor, tras concluir su ciclo los científicos barruntaron que vendría ‘La Niña’, acompañada de un tiempo seco. El otoño, sin embargo, dejó entrever lo que se confirmaría en invierno. Las lluvias habían vuelto a California.
En enero de 2016, casi el 70% del estado se encontraba en alerta por una sequía extrema. Los meteorólogos anunciaban la llegada del fenómeno de ‘El Niño’, que se presumía calmaría la sed californiana acumulada tras encadenar inviernos secos desde finales de 2011.
A pesar de un arranque prometedor, ‘El Niño’ apenas dejó precipitaciones y, lo que es peor, tras concluir su ciclo los científicos barruntaron que vendría ‘La Niña’, acompañada de un tiempo seco. El otoño, sin embargo, dejó entrever lo que se confirmaría en invierno. Las lluvias habían vuelto a California.
Varios ríos atmosféricos encadenados, cargados con aguas de zonas tropicales del Pacífico, fueronllenando hasta rebosar las secas represas del norte, inundando los campos de cultivo del valle central y encharcando el sur de California donde ya se habla de que las estaciones de esquí estarán abiertas hasta el 4 de julio.
En fotos: así de seco estaba California en 2015
Hace menos de dos años, el gobernador Jerry Brown ordenó restricciones de agua para todo el territorioluego de que el 1 de abril la acumulación de nieve en las cumbres fuera la más baja de la historia.
«Esta sequía histórica obliga a tomar medidas sin precedentes. Por eso he promulgado una orden ejecutiva para reducir de forma significativa el uso del agua en todo el estado», dijo Brown, quien fijó en un 25% la reducción del consumo. A día de hoy, California aún no ha decretado el fin de la sequía.
Esa transición de la emergencia estatal por sequía, a la emergencia estatal por ríos desbordados y embalses saturados –en Oroville más de 180,000 personas fueron evacuadas por temor a que cediera un dique- quedó retratada en los mapas que semanalmente distribuye el Centro Nacional para la Mitigación de la Sequía (NDMC), que ahora lucen prácticamente blancos (señal de que no hay problemas de agua) y hace un años se pintaban de un rojo intenso, tanto como la crisis hídrica que se vivía.
“La cuenta atrás continúa”, afirmaba este jueves la cuenta de Twitter del Servicio Nacional de Meteorología (NWS) que reporta sobre las cuencas fluviales de California y Nevada. Según los datos disponibles, que empiezan en 1922, las montañas del norte del estado van camino de tener su año más lluvioso.
Según sus informes, nunca antes para estas fechas había llovido tanto en la región. La precipitación media diaria está en 76.2 pulgadas. En el año más húmedo conocido 1982-1983 (los años lluviosos van del 1 de octubre al 30 de septiembre), la precipitación media diaria en febrero no llegaba a las 60 pulgadas.
En enero de 2016, en espera de que hiciera acto de presencia –con retraso- un ansiado ‘El Niño’, los expertos consideraban que para que ese fenómeno pudiera tener un impacto en la reducción de la sequía tendría que llover en las montañas del norte de California un 150% más de lo habitual antes del 1 de abril, algo que por entonces parecía casi imposible.
De acuerdo con NWS, este año ha llovido en esa región un 229% más de lo normal. Por primera vez en más de una década, este año fue necesario recurrir a las inundaciones controladas en el área agrícola de Sacramento y se anegó el Yolo Bypass.
Lejos de que la situación amaine, se anuncian más lluvias para el próximo fin de semana.