“Greenpeace ha instado al conglomerado japonés Mitsubishi a dejar de expandir sus operaciones de salmón en Magallanes, como parte de su nueva campaña global enfocada a proteger los mares de la Patagonia chilena.”
Una nueva campaña
A principios de este mes, el lanzamiento de la campaña «Salvar los mares del fin del mundo» convocó a cientos de activistas que se reunieron en faros a lo largo de los casi 4.000 kilómetros de la costa de Chile, para reclamar más protección a los ecosistemas de los mares del sur.
La actividad principal tuvo lugar en el faro de La Serena, con la presencia de un globo de aire caliente que sorprendió a los turistas y que llevó una enorme pancarta instando a proteger los mares de Magallanes.
La nueva campaña de Greenpeace destaca la importancia que las aguas del área de Magallanes representan para el ecosistema global y explica que Chile es el hogar del 36% de la diversidad de mamíferos marinos del mundo, por lo que la protección de sus mares es clave y de gran relevancia para todo el planeta.
Greenpeace advierte que los mares en el extremo del mundo están seriamente amenazados por la expansión de la industria del salmón. Recuerda que este sector ya mostró el poder devastador que puede tener sobre los ecosistemas con lo ocurrido el año pasado en Chiloé, cuando el vertimiento de casi 5.000 toneladas de pescado podrido de sus costas provocó una marea roja que desencadenó una grave crisis ambiental y social.
No más granjas de salmones
También denunciaron que varias compañías de salmón están tratando de avanzar hacia la zona de la Patagonia. Una de las empresas mencionadas es Cermaq de Noruega, que pertenece al gigante económico japonés Mitsubishi Group y es el segundo exportador de salmón chileno, con una producción anual de 41.556 toneladas.
Mitsubishi busca expansionar sus granjas de salmones y si se aprueban sus solicitudes, las nuevas piscifactorías estarían ubicadas en zonas de reserva nacional en Magallanes lo cual representa un auténtico peligro medioambiental para dicha área, de enorme biodiversidad.
La organización advirtió que lo que está en juego es el cuidado de las aguas más prístinas del planeta, alegando que no es posible que los intereses de las empresas de salmón se sitúen por encima de un patrimonio ambiental que no sólo pertenece a Chile, sino al mundo entero y que allí habitan especies como ballenas, pingüinos, leones marinos y diversas aves.
En este contexto de protección de los ecosistemas lanzado por Greenpeace, el delfín chileno se ha convertido en icónico. La ONG señala que esta especie, que es natural de la zona, está siendo afectada por los antibióticos utilizados masivamente por la salmonicultura y esta amenaza se multiplicaría ya que su hábitat es precisamente donde ahora quieren asentar las nuevas granjas de salmón.