“La investigación empírica llevada a cabo ha demostrado que las minorías raciales y de bajos ingresos y otras poblaciones vulnerables, son los que en realidad soportan la mayor parte de la exposición a instalaciones tóxicas, vertederos e incineradores.”
Víctimas de la desigualdad ambiental
Un grupo que ha estado algo sub-representado en la investigación de la desigualdad ambiental son los inmigrantes. Una investigación reciente se ha ocupado de verificar si existe una relación entre el nivel de contaminación industrial de un área y la presencia de inmigrantes, y si la relación varía según el país o la región de origen de los involucrados.
El consenso general entre los investigadores es que los inmigrantes de hecho experimentan en carne propia las consecuencias de la desigualdad ambiental. Se han estudiado casos concretos en los que se observa la ubicación desproporcionada de instalaciones tóxicas en las cercanías de las comunidades de inmigrantes.
Los esfuerzos para restringir la inmigración a los Estados Unidos han argumentado que una afluencia de inmigrantes agota los ecosistemas de América: en 2000, el Ayuntamiento de la ciudad de Aspen, Colorado, aprobó su resolución de “estabilización de la población” afirmando que la ciudad no podía seguir recibiendo más personas, si pretendía preservar su «calidad de vida».
Vulnerabilidad social
A pesar de que los inmigrantes se parecen a las minorías nativas en sus características sociodemográficas, merecen atención especial debido a su posición legal y la amplia prevalencia de dominio limitado del inglés (el 50% de los inmigrantes estadounidenses en 2013 tenían “competencia limitadas” en el manejo idiomático).
Esto no quiere decir que todos los inmigrantes comparten estas características, ni tampoco significa que estos factores se traduzcan automáticamente en la exposición a peligros ambientales. Sin embargo, estos factores crean vulnerabilidad social y socavan la capacidad de los inmigrantes para resistir los peligros ambientales.
La barrera lingüística de los inmigrantes puede afectar el acceso a programas que les adviertan de los posibles daños ambientales a los que se exponen. También pueden carecer de sistemas de apoyo, para protegerse de las actitudes discriminatorias ambientales.
Las consecuencias para los inmigrantes de la exposición a la polución pueden ser extremadamente debilitantes, debido a sus limitados recursos económicos y la reparación de daños y/o la búsqueda de atención de la salud puede mermar sus recursos y hasta hacerles perder sus empleos.
Se ha logrado demostrar que las comunidades pobres de inmigrantes, especialmente de origen latino, están entre las más afectadas por esta desigualdad ambiental, pero los expertos aseguran que esta realidad poco importa ni al presidente Trump, ni a los gobernadores de las ciudades, que pretenden que los inmigrantes no entren en sus territorios.