El taller fue realizado el fin de semana. En la exposición se trataron temas sobre el desarrollo del manglar en la provincia, la problemática, los cuidados y su conservación. “Como guardianes del mar nos comprometemos a proteger este ecosistema
Fortalecer los conocimientos de los brigadistas de Puerto Bolívar y Bajo Alto, sobre el ecosistema manglar, fue el objetivo que motivó a la Armada del Ecuador a través de la Dirección General de Intereses Marítimos (DIGEIM), en coordinación con la Unidad Ejecutora de Conciencia Marítima de El Oro (UEO) en la realización de un foro donde ese abordó ese tópico.
El taller fue realizado el fin de semana. En la exposición se trataron temas sobre el desarrollo del manglar en la provincia, la problemática, los cuidados y su conservación. “Como guardianes del mar nos comprometemos a proteger este ecosistema lleno de vida y beneficios, ya que, es uno de los más productivos del planeta”, fue el mensaje de una de las mesas de trabajo de los brigadistas.
Los manglares son bosques pantanosos que viven donde se mezcla el agua dulce del río con la salada del mar. En estos lugares de encuentro relativamente tranquilos: estuarios, bahías, lagunas, canales y ensenadas viven estos árboles que muestran a quien quiera ver sus raíces aéreas. Todo un espectáculo para amantes de la naturaleza y fotógrafos diestros, pero mucho más que esto: los manglares son fuente de vida y de alimento.
Estos ecosistemas autosuficientes reciben el nombre de manglar porque así se llama el árbol que es la especie vegetal dominante. Los manglares son capaces de adaptarse a distintos grados de salinidad según el estado de las mareas.
En marea alta por ejemplo, las raíces aéreas de estos árboles captan el oxígeno y lo transportan a las raíces que se encuentran bajo el agua – las encargadas de anclar cada árbol a la tierra inundada.
A su vez, estas captan los nutrientes del agua del mar para que circulen por la planta y se conviertan en alimento al mezclarse con el oxígeno, expulsando por sus hojas lo que no sirve: la sal.
A través de este asombroso mecanismo los manglares pueden vivir con una parte de sus raíces bajo el agua, en un suelo sin oxígeno, con altas concentraciones de sal y al mismo tiempo aprovechar los sedimentos de los ríos que también le brindan nutrición
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