En los rincones más silenciosos de los bosques y campos de América, habita un pequeño formidable cazador: la comadreja de cola larga (Mustela frenata).
Aunque su tamaño es reducido, su destreza y adaptabilidad la convierten en una de las especies más eficientes de su entorno. Conocida por su cuerpo delgado y flexible, la comadreja sorprendió a biólogos y naturalistas por siglos, destacándose por su apariencia única y su voraz apetito y su papel crucial en el control de poblaciones de pequeños mamíferos.
La comadreja de cola larga es fácil de identificar por su esbelto cuerpo tubular, que le permite moverse con agilidad a través de madrigueras y espacios reducidos en busca de presas. Los adultos varían en tamaño entre 30 y 45 centímetros de largo, con un peso que oscila entre 72 y 270 gramos, siendo los machos más grandes que las hembras. Su rasgo más distintivo es su larga cola, que constituye más del 44 % de la longitud total de su cuerpo, y que siempre termina en una punta negra, visible durante todo el año.
El pelaje de esta especie cambia según la estación, adoptando un color marrón en la espalda y blanco o amarillo en el vientre durante el verano. Sin embargo, en las regiones más frías del norte, la comadreja de cola larga muda su pelaje a un blanco casi completo en invierno, camuflándose en el entorno nevado, pero siempre conservando la punta negra en la cola, lo que la distingue de especies similares, como el armiño y la comadreja enana.
Comadreja de cola larga en Ecuador
Investigadores de Ecuador confirmaron la presencia de la comadreja de cola larga en una zona de la Cordillera del Cóndor de Ecuador, ubicada en la provincia amazónica de Zamora Chinchipe, fronteriza con Perú, señala el Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio) en un comunicado.
El hallazgo fue realizado por Diego G. Tirira, Sharom Males, Ronald Bravo-Salinas, Julio C. Carrión-Olmedo y Jorge Brito, de la Universidad Yachay Tech, el Inabio, la Asociación Ecuatoriana de Mastozoología y de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE).
Los investigadores lograron obtener dos registros de la ‘Neogale frenata‘ o comadreja de cola larga en Zamora Chinchipe, uno mediante la captura de una cría que estaba abandonada y el otro mediante observación directa.
Según el Inabio, estos registros extienden la distribución de la especie a un área donde solo se conocía por reportes no confirmados de pobladores locales, pero ahora se puede corroborar su presencia mediante un análisis de ADN mitocondrial del animal encontrado en esta zona de la Cordillera del Cóndor, una cadena montañosa que corre paralela a los Andes y que sirve de frontera entre Ecuador y Perú.
El animal capturado pertenecería a la subespecie ‘Neogale frenata helleri’, que se encuentra en Huánuco, Perú
El Instituto de Biodiversidad explica que la comadreja de cola larga tiene la mayor distribución geográfica de todas las especies de la familia ‘Mustelidae’ en el hemisferio occidental, particularmente en América del Norte y Central, mientras que en América del Sur su presencia se limita a la parte norte del continente, la Orinoquía de Colombia y Venezuela, y la cordillera de los Andes, hasta el centro de Bolivia.
Debido a su amplia distribución, se han reconocido 42 subespecies de ‘Neogale frenata‘, dos de ellas mencionadas para Ecuador: ‘Aureoventris‘, para los Andes y la región costera, y ‘Macrura‘ para las laderas orientales.
A pesar de su amplia distribución geográfica en Sudamérica, indica el Inabio, existen extensas áreas sin registros confirmados de la especie, como los bosques húmedos del Chocó, que abarcan desde el este de Panamá hasta el noroeste de Ecuador, donde su presencia se confirmó por primera vez en 2017 gracias a un registro fotográfico con una cámara trampa en la provincia de Esmeraldas.
Otra área con un registro confirmado reciente, después de casi 100 años, son los bosques secos de Tumbes, en el suroeste de la provincia ecuatoriana de Loja, fronteriza con Perú, también mediante una cámara trampa. EFE/ECOticias.com