Los montañeses de la comunidad cubana de Pan de Azúcar recibirán los beneficios de un proyecto respaldado por Naciones Unidas que posibilitará la electrificación de viviendas campesinas con paneles solares, anunciaron hoy coordinadores.
Los módulos fotovoltaicos se instalarán en más de una veintena de casas de la localidad serrana, limítrofe con Viñales -Paisaje Cultural de la Humanidad-, declaró a Prensa Latina Yudalsy Córdoba, especialista ambiental del área.
En fase inicial -comentó- y con un monto de 46 mil dólares, la iniciativa auspiciada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) prevé la construcción de cocinas eficientes a las familias radicadas en el poblado montañoso.
A partir de un moderno diseño, disminuirá la emisión a la atmósfera de gases de efecto invernadero y se reducirá el consumo de combustible natural, extraído de zonas boscosas, además de humanizar el proceso de cocción de los alimentos, explicó la experta.
Otra de las acciones del proyecto es el fomento de prácticas agroecológicas en la zona, distinguida por su biodiversidad y el elevado endemismo de la flora y la fauna.
Promovida por el Sistema Cubano de Áreas Protegidas y el gobierno local en coordinación con el PNUD, la idea mejorará sustancialmente la calidad de vida de los pobladores de ese paraje y favorecerá la protección del entorno, insistió Córdoba.
Al referirse a la labor de educación ambiental con los lugareños aseguró que es una de las prioridades de las estrategias conservacionistas en ese sitio, considerado de alta significación natural.
Perteneciente al Parque Nacional Viñales, Pan de Azúcar abriga también a sistemas cavernarios donde perduran pinturas rupestres y otros rastros de antiguos grupos humanos.
Tradiciones típicas de los campos cubanos como los guateques, animados por el tres y las controversias de repentistas así como peculiares procedimientos para el tejido manufacturado, sobreviven en el pueblo entre sierras, donde habitan más de 200 personas.
En la demarcación subsisten vestigios del Cafetal El Carmelo, adquirido a mediados del siglo XIX por español Francisco Marty, quien pasó a la historia como uno de los mayores contrabandistas de esclavos del occidente insular.
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