Alemania levanta sospechas sobre sus intenciones con el Mar del Norte. Está dispuesta incluso a reclamar el Sáhara marroquí. En el actual contexto de transición energética y descarbonización de la economía, el hidrógeno se alza como uno de los vectores protagonistas. La producción de hidrógeno con fines energéticos es un terreno de interés global, y en los últimos años se ha hablado en gran medida sobre las apuestas económicas de este tipo de energías, especialmente del hidrógeno verde.
Este elemento, adquirido a partir de fuentes renovables, se muestra como una solución prometedora para bajar las emisiones de carbono y conseguir una transición energética más eficiente. Tiene el potencial de transformarse en un pilar clave de la matriz energética del futuro.
Asimismo, el hidrógeno verde alberga grandes beneficios que lo convierten en una opción atractiva en la transición: bajo impacto ambiental, almacenamiento eficiente de energía, amplia variedad de aplicaciones e independencia energética. Sumado a esto, su versatilidad y capacidad de adaptación lo llevan a ser una solución prometedora para aplicar en diversos sectores.
Alemania juega un papel crucial en la extensión del hidrógeno: Toma el Mar del Norte y reclama el Sáhara
Bajo este marco, España, Estados Unidos y Alemania producirán hidrógeno verde en el Sáhara marroquí. Aziz Akhannouch, jefe de Gobierno marroquí, estuvo al frente de una reunión del comité de coordinación encargado de la “oferta de Marruecos” en el campo del hidrógeno verde, durante la que quedaron seleccionados cinco inversores nacionales e internacionales para efectuar “seis proyectos en las tres regiones de las provincias del sur” (Sáhara).
Según quedó descrito en un comunicado emitido por el Primer Ministro, el asunto “afecta a las empresas líderes en el campo del hidrógeno verde en sus países, en concreto a la alianza inversora ORNX, formada por las empresas Ortus de Estados Unidos de América, Acciona, de España y Nordex, de Alemania, que invertirá en la producción de amoniaco, además de otra alianza inversora formada por la emiratí Taqa y la española Cepsa, para producir amoniaco y combustible sintético, y la empresa marroquí Nareva, que producirá amoniaco, combustible sintético y acero verde”.
“Mientras tanto, ACWA Power de Arabia Saudita pretende invertir en la producción de amoníaco, la misma sustancia que otra alianza de inversión que incluye a dos empresas chinas, UEG y China Three Gorges«.
Durante el transcurso del encuentro, Aziz Akhannouch subrayó que las autoridades establecieron una dinámica cimentada en la precisión y seriedad a la hora de instaurar la “Oferta de Marruecos” en el campo del hidrógeno verde, de acuerdo a las instrucciones del Rey. Un escenario perturbador para la esfera local comparable con la localidad navarra de Tudela, que tendrá su propia planta de hidrógeno renovable.
Alemania está dispuesta a tomar el Mar del Norte y reclamar el Sáhara marroquí: busca quedarse con todo el hidrógeno
Siguiendo esta línea, la estimación es que el gasoducto de hidrógeno en alta mar en el Mar del Norte le ahorre a Alemania 30 000 millones de euros. Alemania se está preparando para dar un paso de gigante en términos energéticos con el proyecto AquaDuctus, una presuntuosa propuesta para aprovechar la energía eólica en el Mar del Norte para generar hidrógeno verde y transportarlo al continente.
La iniciativa ha sido reconocida como Proyecto Importante de Interés Común Europeo (IPCEI) por la UE. En este contexto, el gasoducto de 400 kilómetros representa un llamamiento a desempeñar un rol clave en la transición energética del territorio.
El gasoducto AquaDuctus, que comenzará su actividad en 2035, transportará hasta un millón de toneladas de hidrógeno verde al año a partir de electrolizadores marinos abastecidos por el exceso de energía eólica.
Alemania se convierte en la reina del hidrógeno: está tramando algo y tiene que ver con el Mar del Norte y el Sáhara marroquí
Estos electrolizadores registrarán una capacidad combinada de un mínimo de 10 GW, convirtiendo este proyecto en un pilar vital del impulso de Europa hacia las energías renovables y la descarbonización.
Se estima que el gasoducto AquaDuctus ahorrará 30 000 millones de euros (32 000 millones de dólares) en costes de expansión de la red al descartar la necesidad de movilizar el excedente de energía eólica a tierra para la generación de hidrógeno. El hidrógeno verde originado en alta mar brindará suministro a industrias como la siderúrgica y la química, complejas de descarbonizar solo mediante la electrificación.
Efectivamente, Alemania trama algo con el Mar del Norte y el Sáhara marroquí: convertirse en el actor protagonista de la película del hidrógeno. Mientras tanto, España está acelerando la producción de hidrógeno con el objetivo de convertirse en el ‘primer productor de hidrógeno verde de la UE’.