Las baterías de almacenamiento en España, el camino para impulsar una transición energética más verde y sostenible. La energía eléctrica es un recurso de fácil generación, transporte y transformación, pero su almacenamiento resulta un desafío constante en el actual panorama energético. Con tal de flexibilizar la producción de energía renovable y garantizar su integración en el sistema, nacen las soluciones de almacenamiento. Así se evitan los desperdicios de energía en momentos de baja demanda. Entre los diferentes sistemas de almacenamiento, destacan las baterías.
La energía se suele generar, transmitir y consumir directamente. A día de hoy y a raíz de los problemas que el cambio climático acarrea a la humanidad, es necesario un giro hacia la sostenibilidad al generar electricidad. Pero como las fuentes renovables son variables, será necesario almacenar la energía producida.
Cuando se habla de baterías, la gente suele asociarlas a las de sus aparatos electrónicos, a la de los coches eléctricos. Si queremos realmente abandonar los combustibles fósiles y optar por las energías renovables, estos aparatos tendrán que ser los que nos ayuden a conseguirlo.
Baterías de flujo redox
Este sistema de almacenamiento se compone de unos enormes dispositivos. Estos se cargan y descargan empleando reacciones químicas de reducción / oxidación (de ahí el término redox). Estos contenedores tienen electrolitos, que interactúan a través de una membrana y generan cargas eléctricas. Se emplean electrolitos de vanadio, zinc o cloro.
Si bien este tipo de almacenamiento tiene un tamaño y peso que podrían parecer excesivos, son una solución mucho más práctica y menos contaminante que otras que existen en el mercado. Además, suelen tener una vida útil más larga. Y cuantos más tanques se agreguen al sistema, mayor será su capacidad.
Baterías sin litio
Antes de que el almacenamiento de electricidad fuera una necesidad perentoria, muchas empresas estaban empeñadas en la fabricación de baterías químicas. En ellas se empleaban otros tipos de materiales como el azufre, el plomo (este material es demasiado peligroso y se desechó), el calcio y el dióxido de carbono. A día de hoy están obsoletas. Aunque algunos científicos quieren ‘revivirlas’, pero en versiones completamente seguras e inocuas.
Baterías de ion litio
Sin dudas es la versión más conocida. Es la que se emplea para dar energía a un móvil, un portátil y/o los coches eléctricos. Muchas empresas de energías renovables están intentando adaptar este tipo de baterías a sus instalaciones de generación eléctrica. Pero antes deben superar sus dos grandes desventajas: su vida útil limitada y su disposición final.
Grafeno: la batería del futuro
Baterías y almacenamiento energético El grafeno es un compuesto descubierto en 2004 por dos físicos rusos llamados Konstantin Novoselov y Andre Geim, que les valió el Premio Nobel en 2010. Esta sustancia se compone de carbono en estado puro, con una disposición atómica en forma de hexágonos regulares que conforman un patrón muy particular.
Considerado como el nanomaterial del futuro, se obtendría a partir del grafito, un compuesto muy abundante en la naturaleza. Tiene una dureza 200 veces mayor que la que presenta el acero estructural. También es un excelente conductor eléctrico y térmico, superando con creces al cobre y resulta maleable y liviano. Por ello, muchos se plantean si el grafeno ¿será el rey de los materiales?
Las baterías de grafeno ocuparían mucho menos espacio, serían menos pesadas que las convencionales, tendrían una vida útil más larga y un poder de carga mayor. El problema al que se enfrentan los científicos es que, los procesos para la obtención del grafeno siguen siendo muy complicados y costosos. Pero confían en encontrar métodos de producción más seguros, económicos y fiables.