China, líder mundial en energías renovables, enfrenta un desafío inesperado en su transición energética. Un reciente fallo en un prototipo de turbina eólica de alta potencia fabricado por Mingyang reveló las dificultades técnicas y logísticas en la expansión de estas tecnologías.
Sin embargo, más allá del incidente, surge un problema mayor: el manejo del creciente volumen de residuos tecnológicos que genera la industria de energías renovables.
Fallo en un prototipo clave
Mingyang confirmó que su prototipo de turbina offshore MySE18X-20MW sufrió una fractura en las palas durante pruebas extremas en Hainan.
Aunque la compañía aseguró que el incidente ocurrió en una fase de pruebas y no causó daños personales, las imágenes del daño reavivaron el debate sobre la fiabilidad de las turbinas de gran escala.
El desafío de China no solo radica en perfeccionar la tecnología, sino en gestionar los residuos que estas instalaciones generan al final de su vida útil. Paneles solares y turbinas eólicas, aliados ambientales en operación, se convierten en desechos voluminosos y difíciles de reciclar una vez retirados. Y China, como líder en renovables, está en camino de enfrentar una avalancha de residuos tecnológicos.
Directrices para el reciclaje
La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma (NDRC) y otras agencias estatales emitieron pautas para acelerar el reciclaje de equipos eólicos y fotovoltaicos. Las autoridades buscan anticiparse al desmantelamiento masivo de instalaciones previsto para las próximas décadas, con el objetivo de contar con un sistema de reciclaje maduro para finales de esta década.
Las estrategias incluyen desarrollar estándares industriales para cerrar, desmantelar y reciclar instalaciones renovables. Se exige a los fabricantes diseñar equipos fáciles de desmontar y reciclar, y a los operadores de energía asumir la responsabilidad de retirar los equipos al final de su vida útil.
Además, los residuos no podrán ser enterrados en vertederos, lo que implica que los fabricantes deberán ofrecer servicios de reciclaje o asociarse con empresas especializadas.
Proyecciones que generan preocupación
Los expertos proyectan que, para 2030, China deberá reciclar alrededor de 1,5 millones de toneladas métricas de residuos tecnológicos, una carga que podría alcanzar los 20 millones de toneladas en 2050. Greenpeace estima que para 2040 el país retirará instalaciones equivalentes a 250 GW de capacidad solar y 280 GW de generación eólica.
El desafío del reciclaje de tecnologías renovables es global. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), los residuos de instalaciones fotovoltaicas podrían pasar de 0,2 millones de toneladas en 2021 a más de 200 millones de toneladas en 2050.
Europa también enfrenta una creciente carga de residuos de turbinas eólicas, con países como Alemania, España y Dinamarca liderando el desmantelamiento de estas instalaciones.
WindEurope calcula que, para 2025, alrededor de 25.000 toneladas de palas eólicas llegarán al final de su vida útil cada año, y la cifra se duplicará para 2030. Alemania, España, Italia y Francia serán los países europeos más afectados por esta problemática.
Ambición renovable y responsabilidad
El reto de China radica en la magnitud de su despliegue renovable. El país se ha propuesto alcanzar las cero emisiones netas de carbono para 2060 y reducir su dependencia del carbón. Solo en 2023, China planeó instalar 160 GW de energía solar y eólica, y aspira a tener 1.200 GW de capacidad renovable para 2030, una meta que podría alcanzar incluso antes de lo previsto.
Sin embargo, con este despliegue masivo viene una gran responsabilidad. Las instalaciones renovables tienen una vida útil promedio de 20 a 25 años, lo que significa que China pronto se enfrentará a una oleada de desmantelamientos y generación de residuos.
Soluciones innovadoras
Para evitar que los residuos tecnológicos se conviertan en un problema ambiental, la industria busca soluciones innovadoras para reciclar las palas y turbinas retiradas.
Algunas estrategias incluyen la extracción de metales raros de los generadores, la reutilización de las palas para construir puentes o mobiliario urbano, y la recuperación de compuestos químicos para nuevos usos industriales.
El reciclaje de turbinas eólicas es una tarea compleja, pero esencial para asegurar que la transición energética no genere nuevos problemas ambientales. Si bien China ha sido pionera en la expansión de energías renovables, el verdadero éxito de su modelo dependerá de su capacidad para manejar de manera sostenible los residuos que esta revolución energética generará.