China ha logrado lo que parecía imposible: extraer electricidad de la lluvia. Hallar nuevas opciones energéticas es vital para hacer frente a los urgentes desafíos climáticos que afronta la humanidad. Se traducen en el agotamiento de los combustibles fósiles, el impacto ambiental y la búsqueda de un futuro sostenible para las próximas generaciones. Alternativas como el petróleo, el carbón y el gas natural son recursos finitos. Están agotándose de forma rápida y llegará el día en que ya no podremos decir que no los usamos por una cuestión ambiental, sino porque ya no existen.
China crea energía con agua de lluvia: Increíble, pero cierto
Tras revelarse lo que está pasando con el mix renovable de Baleares, la atención del sector energético se está focalizando sobre nuevas e inusuales formas de energía. Es crucial hacerlo porque la quema de combustibles fósiles desprende gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Contribuye así al calentamiento global y el cambio climático. Además, la extracción de combustibles fósiles generalmente necesita de un empleo considerable del planeta. Contexto que ha derivado en varias oportunidades en destrucción de hábitat y pérdida de biodiversidad.
En estos momentos, un gran número de países depende en gran medida de los combustibles fósiles importados de otras naciones. Aspecto que los hace vulnerables a las fluctuaciones de precios e inestabilidad geopolítica. Al contrario, la proliferación de fuentes nacionales de energía renovable puede bajar la dependencia de las importaciones extranjeras y mejorar la seguridad nacional.
La población mundial no para crecer y, con ella, también lo hace la demanda energética. Recurrir a fuentes renovables puede cubrir esta demanda de forma sostenible sin que esto signifique agotar los recursos. Ante este escenario, China extrae electricidad de la lluvia, el último lugar del que pensamos que podría hacerlo.
El proyecto de China que tiene al mundo en vilo
Un grupo de científicos chinos crea un generador flotante de bajo coste que transforma gotas de lluvia en electricidad sobre superficies acuáticas. Es capaz de producir hasta 250 V por gota de lluvia. El dispositivo que se gesta en China podría abastecer eléctricamente a sensores y discretos aparatos electrónicos.
Pero ¿por qué el país asiático eligió la lluvia como fuente de energía? Las gotas de lluvia son pequeñas, pero cargan una energía que cae gratis desde el cielo y generalmente se desaprovecha. Profesionales de China han presentado un generador hidrovoltaico flotante.
Su función es transformar directamente en electricidad las gotas de lluvia. Este dato ya resulta interesante, pero eleva su relevancia al descubrirse que, además, el dispositivo bautizado W-DEG (Water-integrated Droplet Electricity Generator) flota sobre el agua.
No requiere ni de estructuras fijas ni de superficies terrestres. El sello de esta tecnología es el de la Universidad Aeronáutica y Astronáutica de Nanjing (NUAA). La propuesta es extrema. Se busca que el agua no solo sea parte del entorno, sino el corazón del sistema.
Al mismo tiempo que los generadores convencionales (C-DEGs) funcionan sobre superficies rígidas con electrodos metálicos, el W-DEG descarta esos componentes.
¿Cómo lo hace China para convertir lluvia en electricidad?
Utiliza el propio cuerpo de agua a modo de soporte y también como electrodo inferior. El resultado de este mix es un sistema ligero y asequible que no deja huella terrestre. El principio físico detrás del W-DEG está basado en la electrificación por impacto.
Cuando una gota de lluvia choca en una superficie dieléctrica, produce una carga eléctrica. Esta metodología no es algo que no hayamos visto antes, pero esta vez China le añade una innovación. Para recoger y canalizar esa carga ya no es necesario recurrir a estructuras sólidas.
Como flota directamente sobre las aguas, el dispositivo de China se respalda en propiedades naturales del líquido. Por ejemplo, la incompresibilidad, alta tensión superficial y presencia de iones móviles. Estos últimos toman el rol de portadores de carga.
Todo esto hace posible una producción de voltajes de alrededor de 250 voltios por gota, cifra que puede compararse con métodos muchísimo más complejos y elevados en coste.
El bajo coste y la fácil instalación de este dispositivo de China lo convierten en una opción atractiva para países en desarrollo o regiones con recursos limitados. Sumado a esto, no origina ruido ni emisiones. A través de esta iniciativa, China ha logrado lo imposible: extraer electricidad de la lluvia. Hasta 250 V por gota sientan un precedente para el mundo. Mientras esto sucede en China, Japón riega sus campos con una lluvia pero de fotones.
















