El Organismo Internacional de Energías Renovables (IRENA) es una agencia intergubernamental que tiene como objetivo apoyar a los países en su transición energética con las energías renovables.
¿A qué retos se ha enfrentado a la hora de convencer a los gobiernos para que adopten las energías renovables?
No hay dificultades para persuadir a los gobiernos de que adopten las energías renovables, pero de los compromisos a la acción siempre hay algo que se queda atrás.
Lo importante en relación con los países, con nuestros miembros, es ayudarles a encontrar la forma adecuada de traducir el compromiso en acción. Creo que este es el reto al que tenemos que enfrentarnos: ¿cómo podemos pasar a triplicar la capacidad de instalación de energías renovables para 2030? Ahora lo que está en juego es cómo podemos alcanzar realmente este objetivo.
¿Cómo se pueden superar estos retos para conseguir que los países se comprometan con las energías renovables?
Todos los países se han comprometido. Tenemos que reescribir la forma en que funciona la cooperación internacional. En este sentido, todas las entidades implicadas deben hacer un esfuerzo.
Por ejemplo, en Organismo Internacional de Energías Renovables (IRENA) hemos estado trabajando con el presidente de Kenia, William Ruto, para forjar una asociación que acelere el despliegue de las energías renovables en África. Esta iniciativa, AceleratedPartnershipforRenewables in Africa(APRA), se puso en marcha durante la primera Cumbre Africana sobre el Clima, celebrada en Nairobi el año pasado, y los líderes firmaron una declaración conjunta en la COP28 para impulsar la transición hacia las energías renovables como solución estratégica para el acceso a la energía, la seguridad y el crecimiento ecológico en África.
Ahora contamos con la participación de siete países Africanos, entre ellos Kenia, y de países desarrollados como Dinamarca, Alemania y Estados Unidos, así como de los Emiratos Árabes Unidos. Este es un ejemplo de cómo estamos intentando reescribir el panorama de la cooperación internacional. Estamos construyendo el plan y apoyando a estos países para que creen sus propios planes de fomento de las energías renovables. Juntos nos transformamos en un nuevo mecanismo de cooperación internacional para hacer realidad sus planes.
¿Existen diferencias entre los países en desarrollo y los desarrollados en lo que se refiere a la transición energética?
El mundo desarrollado tiene que cambiar el sistema. Pero los países en desarrollo pueden dar un salto adelante y pasar directamente a un nuevo sistema energético, ya que carecen de verdaderos sistemas energéticos. La principal diferencia radica en la situación del sistema energético en estas distintas partes del mundo, que se refleja en gran medida en la desigualdad existente.
El otro aspecto es que los países desarrollados pueden disponer de las herramientas, los instrumentos y los recursos financieros para impulsar los cambios.
El mundo en desarrollo necesita apoyo en muchos aspectos. Los países necesitan apoyo financiero y tecnológico para intercambiar experiencias y tecnología. Estas son barreras que hay que superar hoy para acelerar la transición, especialmente en África.
En este sentido, África es probablemente la potencia más importante del mundo en energías renovables e hidrógeno verde (un vector energético limpio y renovable). Pero África carece de las infraestructuras necesarias para que este potencial beneficie a su población, lo que también beneficiaría al mundo. Infraestructuras como puertos, oleoductos e infraestructuras civiles son decisivas y cruciales.
¿Un ejemplo concreto del papel de las energías renovables en la consecución del ODS 7 para 2030?
Un ejemplo que me impresionó fue el de Mauricio, donde nuestro apoyo a la instalación de paneles solares en casas particulares, edificios privados y edificios públicos ha transformado verdaderamente el paisaje, dando un gran impulso a la consecución del ODS 7 para 2030.
¿Cree que los ejemplos que ha mencionado pueden reproducirse en otros lugares del mundo?
Para acelerar la transición energética, tenemos que superar algunas barreras estructurales que existen en la actualidad. La infraestructura es la primera barrera que hay que superar. Sin una electricidad eficiente y sin proporcionar interconectividad de almacenamiento, flexibilidad y equilibrar las redes, no podemos progresar. Modernizar y construir infraestructuras donde no las hay es la máxima prioridad.
También están los problemas relacionados con el marco legal existente. El mercado todavía está diseñado de una manera que no favorece el despliegue de energías renovables. Todavía hay muchas subvenciones para proyectos de combustibles fósiles que creo que deberían abordarse de inmediato.
Además, los acuerdos de compra de energía están diseñados de una manera que desalienta el desarrollo de energías renovables. Los mecanismos de fijación de precios de mercado a menudo no respaldan las energías renovables porque las energías renovables necesitan contratos a largo plazo para la estabilidad y seguridad de la electricidad suministrada y el costo a pagar.
Por último, necesitamos desplegar sobre el terreno profesionales cualificados y una fuerza laboral cualificada.
Tenemos que superar estas tres barreras si realmente queremos que el sistema energético acelere la transición desde los combustibles fósiles, como se pidió en la COP28 en Dubai hace unos meses.
¿Cómo puede la ciudadanía contribuir al despliegue de las energías renovables?
Nos esforzamos por ser más eficientes en todas nuestras decisiones, pero lo más importante es el entorno legal en el que todos se sienten obligados a actuar. No podemos exigir únicamente imperativos morales. La sociedad también crea un entorno más fácil y sencillo para que las personas tomen las decisiones correctas en términos de eficiencia y conservación de energía.