Imagina algo tan delgado y flexible como un rollo de película fotográfica de las cámaras de antes, pero con un propósito completamente distinto. Aunque suene extraño, esta idea viene de Europa y tiene el propósito de ayudar a nuestro planeta, ahorrar grandes cantidades de dinero y acelerar la transición energética, pero ¿De qué se trata?
Una idea muy innovadora
Nuestro planeta está cada vez más contaminado, por lo que es de suma urgencia acelerar la transición energética, sin embargo, la mayoría de los proyectos a gran escala necesitan de enormes terrenos y por supuesto, mucho dinero.
Sabiendo esto, es necesario encontrar una nueva manera de generar energía que sea adaptable y accesible en cualquier lugar y aunque suene extraño, la respuesta a este desafío tiene la forma de unas finas y opacas láminas que se fabrican con un método parecido al de los negativos antiguos.
Se trata de una idea realmente innovadora, cuya naturaleza adaptable podría permitir que la energía solar llegue a rincones y espacios que hasta ahora eran impensables, marcando la historia de las energías renovables.
El protagonista detrás de esta innovación el consorcio europeo PEARL, quienes han creado celdas solares flexibles de perovskita y en solo 18 meses, han demostrado que tienen el potencial de transformar nuestra forma de generar energía.
Una eficiencia que rompe récords
Los logros del consorcio PEARL ya han superado las expectativas, pues sus celdas solares flexibles han alcanzado una eficiencia superior al 21% en sustratos de PET flexible, una cifra que se acerca rápidamente a su meta, que es el 25%.
El rendimiento que antes solo se veía en los paneles rígidos de silicio, ahora es posible en un material que puede doblarse y adaptarse a cualquier superficie, un logro tan impresionante como los paneles japoneses que son como reactores.
Los científicos han creado módulos flexibles que mantienen su rendimiento incluso en condiciones ambientales extremas, lo que garantiza su durabilidad para aplicaciones en exteriores como fachadas de edificios o techos ligeros, donde la flexibilidad y el bajo peso son esenciales.
Pero el proyecto PEARL no solo se enfoca en la eficiencia, sino también en el cuidado de nuestro planeta, de hecho, un estudio preliminar ha demostrado que esta tecnología puede reducir su huella de carbono en más de un 50% en comparación con los paneles solares tradicionales.
Pero ¿Por qué serían más amigables con nuestro planeta? Porque usan materiales como el PET reciclado y además, la empresa también pensó en la economía circular y han desarrollado un proceso para recuperar materiales críticos como el plomo y el cesio de los desechos de la fabricación.
Con esta medida, el consorcio PEARL se convierte en un gran ejemplo a seguir, demostrándonos que es posible crear tecnologías limpias que no generen residuos y que reutilicen sus propios componentes ¿No es asombroso?
Europa más cerca de sus metas
El potencial de esta tecnología es enorme, pues si estas celdas solares flexibles se consolidan, podríamos verlas en todo tipo de aplicaciones que hoy parecen imposibles, como edificios que se vuelven autosuficientes al generar su propia energía desde ventanas o fachadas.
Y eso no es todo, también podrían dar vida a dispositivos electrónicos que funcionen sin baterías desechables, como los sensores en el campo o en las ciudades inteligentes y la producción de energía también podría volverse mucho más accesible.
Con estas instalaciones ligeras y adaptables, la electricidad podría llegar a lugares remotos o a terrenos complicados donde no se pueden colocar paneles rígidos, llevando luz a comunidades que hasta ahora no la tenían.
El consorcio PEARL nos ha demostrado que la clave del futuro no siempre está en lo más moderno o imponente, sino en la simplicidad de una idea. Con una tecnología que recuerda a los negativos de las cámaras antiguas, Europa está creando una forma de energía solar que podría llegar a cada rincón y ayudarnos a construir un futuro mucho más verde, tal como lo hacen las teclas de este piano que salvarán el planeta.