España y Europa caminan juntas en el sendero energético para alcanzar la ansiada transición. Sin embargo, hay un país que está acaparando toda la atención en este aspecto. Es el protagonista absoluto del cambio global que se está generando a nivel energético. La transición energética lleva ganando notoriedad desde hace años a causa de la crisis climática a la se enfrenta el planeta y la sociedad en general.
Según advierten varios informes confeccionados por la ONU, es de carácter urgente acotar el incremento de la temperatura global por bajo de 1,5ºC para evitar la aparición de efectos climáticos adversos y conservar un clima óptimo para la supervivencia de la humanidad.
Ya sea por su origen natural o sus recursos inagotable, las energías renovables tienen un papel privilegiado en el contexto actual. La solar y la eólica son los tipos de energía renovable más conocido, además de las que más se han potenciado en el último tiempo.
Statista consigna que, a nivel mundial, el consumo de electricidad renovable prácticamente se ha duplicado en la pasada década. Aunque esto no quiere decir que estemos en el punto que pide a gritos la Tierra. Aún queda mucho por delante. El carbón y el petróleo continúan representando una parte considerable de la producción eléctrica mundial, algo que debe erradicarse o aplacarse para cumplir con los objetivos climáticos globales.
China tiene el dominio de la energía solar, algo que podría volverse peligroso para Europa y España
Extremadura mira de cerca el plan estratégico para impulsar las renovables, al mismo tiempo que el cambio energético internacional parece quedar bajo el dominio de China, no de Europa o España. El país asiático tiene un control fuertes sobre las renovables.
Es más, exporta equipos solares al mundo. No obstante, recientemente surgieron sospechas sobre la posibilidad de que la tecnología de China “esconda” aparatos para espiar la red eléctrica.
Un nuevo estudio de la agencia Reuters expuso que se hallaron dispositivos de comunicación ocultos algunas placas solares, circunstancia que representaría “una amenaza para la seguridad nacional”.
El medio de comunicación Interesting Engineering, que accedió al informe, publicó que los especialistas encontraron radios celulares y otros equipos de comunicación en el interior de inversores y baterías solares elaboradas por compañías chinas, algo no muy frecuente en equipos de estas características.
“Permiten a las empresas impulsar actualizaciones de software y monitorear el rendimiento de forma remota”, advirtieron. Uno de los puntos que más preocuparían al sector “es que los dispositivos escondidos no estaban documentados”.
¿En España y Europa pagamos un precio muy alto por utilizar tecnología solar china?
El medio ya nombrado consignó las declaraciones de un portavoz del Departamento de Energía de Estados Unidos, quien expresó que “si bien esta funcionalidad puede no tener intenciones maliciosas, es fundamental que los compradores tengan una compresión completa de las capacidades de los productos recibidos”.
De esta manera, cuando un dispositivo permanece oculto, las protecciones de ciberseguridad no estarían aplicadas. “Esto hace que sea mucho más fácil para los piratas informáticos, o incluso para los gobiernos extranjeros, acceder o manipular estos sistemas sin ser detectados”. Por ahora, “la magnitud del problema es incierta”, acotan.
China asegura que no ha procedido de forma inadecuada o malintencionada. Por este motivo, manifestó sus impresiones a través de un portavoz de la embajada china en Washington: “Nos oponemos a la generalización del concepto de seguridad nacional, distorsionando y difamando los logros de infraestructura de China”.
Señalan a China por trabajo forzoso, situación con la que España y Europa quieren acabar
Europa busca seguir instalando paneles solares, pero sin trabajo forzoso, un objetivo que genera un conflicto, dado que casi todos provienen de China, donde se dice que algunos territorios todavía recurren a esta práctica.
Financial Times registra que ha aumentado el señalamiento en la región de Xinjiang, en China, donde se focaliza cerca del 20% de la producción mundial del polisilicio, material esencial en la fabricación de paneles solares, y varios gobiernos de Occidente han denunciado actividades en contra de los derechos humanos y trabajo forzoso.
España y Europa caminan juntas hacia un futuro donde las renovables, especialmente la solar, son la bandera. Sin embargo, su actual “unión” obligada a China podría representar un costo muy alto en algunos aspectos, muchos de ellos aún por demostrar. Un contexto que genera debate y se suma al hecho de que Euskadi no llega al objetivo de consumo de energías renovables.