No todos los proyectos están destinados a tener éxito y una prueba de ello es un experimento realizado en el desierto, donde todo se veía realmente prometedor y amigable con nuestro planeta, sin embargo, nada salió como esperaban, las cosas no eran como parecían y se perdieron más de 2000 millones de dólares. Veamos de qué se trata.
Un experimento con inversión millonaria
No podemos negar que la contaminación en nuestro planeta está cada vez peor, por lo que es de suma urgencia empezar a tomar medidas, a través de proyectos más sostenible que permitan disminuir la contaminación o al menos, no empeorarla.
Un buen ejemplo son las iniciativas con energías renovables, cuyo objetivo es reducir las emisiones y avanzar hacia la transición energética, sin embargo, que un proyecto prometa ser amigable con nuestro planeta, no garantiza que vaya a ser un éxito o que no pueda tener impactos negativos.
Un proyecto de energías renovables también puede traer consecuencias negativas tanto a nivel económico como ambiental y esto es lo que sucedió en un proyecto ambicioso desarrollado en el desierto de Mojave, Estados Unidos.
Con una inversión de miles de millones de dólares, se construyó un «experimento» colosal que prometía cambiar el mundo, pues se trataba de una planta con un despliegue de más de 300 000 espejos que dirigían la luz del sol hacia tres torres gigantes.
Su objetivo era generar electricidad de forma constante, incluso en las horas de la noche, gracias a una tecnología que parecía sacada del futuro y el optimismo era enorme, pues creían que se había encontrado la solución para un futuro energético sostenible y sin emisiones.
Un sueño convertido en un fracaso
El costo de esta obra fue de más de 2000 millones de dólares, con un respaldo financiero del gobierno de EE.UU. y el apoyo de gigantes tecnológicos como Google, pero la promesa de este cambio nunca se cumplió y fue tan decepcionante como la fuerte adicción de China.
Se trata del proyecto Ivanpah Solar Power Facility que ha pasado a la historia como un costoso ejemplo de lo que no se debe hacer, un lugar donde paracitamente se quemó dinero en el desierto, pues nada salió como esperaban.
Desde sus inicios, el proyecto enfrentó desafíos técnicos que lo volvieron ineficiente, pues sincronizar miles de espejos para que dirigieran la luz de forma precisa a las torres resultó ser una tarea difícil de controlar.
Esto provocó que la planta no pudiera alcanzar las altas temperaturas necesarias para funcionar, obligándola a usar gas natural, lo que iba en contra de su propósito de ser una fuente 100% limpia y su mantenimiento era extremadamente costoso.
Para rematar la situación el proyecto no pudo competir a nivel económico, pues en la última década, los paneles solares fotovoltaicos, se volvieron mucho más baratos, lo que causó que este proyecto se volviera aún más inviable.
Las empresas eléctricas que tenían contratos con la planta están ahora cancelándolos, con el argumento de que es más económico para sus clientes comprar energía de fuentes fotovoltaicas más baratas y eficientes.
Energía limpia no significa sostenibilidad
Pero el fracaso de Ivanpah no se limitó a los problemas técnicos y económicos, sino también ambientales ¿Irónico verdad? Pues se trataba de un proyecto que prometía generar energía limpia, entonces ¿Por qué afectaría al medio ambiente?
Sucede que aunque produce energía limpia, su impacto en otras áreas si es negativo, de hecho los ecologistas la llamaron una «trampa mortal» para las aves, ya que la luz solar creaba una zona de calor tan alta que, según algunas estimaciones, hasta 28 000 aves al año eran quemadas en pleno vuelo.
Ahora el proyecto se prepara para cerrar sus puertas el 2026, lo que sin duda es muy decepcionante y nos demuestra que a fin de cuentas, la una sostenibilidad no solo se mide en la forma en que se produce la energía, sino también en su impacto sobre otras áreas ambientales, como en este caso, la fauna.
El proyecto Ivanpah terminó convirtiéndose en una completa decepción, que nos hace reflexionar sobre las grandes inversiones, pues de nada sirve invertir una cantidad descomunal de dinero, si el proyecto no será rentable económicamente y peor aun si dañará nuestro planeta, pues incluso los proyectos de transición energética, pueden tener impactos negativos como las malas decisiones que tomó esta ciudad.