Mucha tecnología hoy en día trata de “atrapar”: los paneles solares, captadores de lluvia, entre otros… pero imaginemos algo gigantesco, una estructura metálica, con rayos láser que atrapase luz y sea capaz de convertirla en electricidad con una eficiencia única. No es ciencia ficción, acá te contamos qué es, cómo funciona, por qué puede cambiarlo todo y hacia dónde podría ir este invento que ya está dando de qué hablar.
Una historia nueva: El láser y un metal negro
En Estados Unidos, específicamente en la University of Rochester, desde hace unos días se viene comentando un descubrimiento que llega a complementar la forma en la que trabajan los paneles solares.
Una tecnología que podría abrir rutas nuevas para dispositivos portátiles, sensores remotos o zonas sin red eléctrica. Y claro, como si fuese un “truco de magia”, no es tan obvio, acá te contamos de qué trata este misterio.
Del calor a la electricidad, la idea STEG
Un STEG (solar thermoelectric generator) es un dispositivo sencillo: tiene un lado caliente, otro frío, y entre medio semiconductores que convierten la diferencia térmica en electricidad (efecto Seebeck). Pero hasta ahora, estos aparatos convertían menos del 1 % de la energía solar efectiva.
Investigadores lograron modificar superficies metálicas comunes (como tungsteno y aluminio) mediante un láser ultrarrápido, creando estructuras nanoscópicas que no reflejan la luz solar, sino que la atrapan. Logrando adueñarse de la luz, cómo China se adueñó del viento.
El proceso de creación toma apenas unos segundos por centímetro cuadrado, utilizando un láser de femtosegundos. Estos pulsos son tan cortos que duran una milmillonésima de segundo, pero lo suficientemente poderosos para reestructurar completamente la superficie metálica.
Este metal negro no es pintura ni recubrimiento: es el propio metal modificado con precisión láser, lo que mejora su capacidad de capturar calor y retenerlo, que además de combinarlo con una superficie plástica este se convierte en un mini invernadero que evita que el calor escape.
Más eficiente que lo actual
Acá viene lo verdaderamente revolucionario: cuando este «metal negro» se aplica en colectores solares térmicos, la eficiencia salta del 6% al 90%. Esto significa que podría ser hasta 15 veces más eficiente que las tecnologías actuales de captación solar térmica.
Los colectores solares térmicos convierten la luz del sol directamente en calor, a diferencia de los paneles fotovoltaicos que generan electricidad. Este calor puede usarse para calentar agua, generar vapor para turbinas o incluso en procesos industriales.
Las pruebas realizadas muestran que el material mantiene su capacidad de absorción incluso después de exposición prolongada a condiciones ambientales, los resultados son prometedores. Esto significa que no solo es eficiente, sino también resistente.
Aplicaciones más allá de la energía solar
Llamémoslo algo a futuro, pero este hallazgo no solo se limitaría a la energía solar. Este preciado metal negro, que está dando de que hablar en la comunidad científica, ya tiene la vista puesta en su expansión para crear sensores infrarrojos mucho más sensibles.
En diferentes industrias ya le están viendo nuevas utilidades, cómo: mejoras en sistemas de visión nocturna. En la industria aeroespacial también hay entusiasmo con la gestión térmica en satélites y sondas, permitiendo a los equipos tener mayor estabilidad y durabilidad.
El camino hacia la producción masiva
El desafío no es menor, hay que llevar esta tecnología fuera de las cuatro paredes del laboratorio, empezar crear los paneles completos y mejorar el láser. Se necesita trabajar para que esté proceso pueda cubrir superficies más grandes en menos tiempo.
Si bien, el aluminio es barato no todo es color de rosas, el uso de estos láseres sigue siendo costoso, los equipos necesarios consumen bastante energía y requieren precisión extrema pero aun así, el éxito justifica los medios y la inversión.
Este tipo de innovación representa justo lo que el mundo necesita hoy, pues están creando una solución innovadore, transformando un metal común con tecnología láser que podría acelerar la transición energética. Y quién sabe, quizá estemos viendo la pieza que faltaba para un futuro más sostenible cómo este sistema que podría cambiar al mundo.