La transición hacia una economía completamente electrificada ha convertido el debate energético en uno de los temas más sensibles dentro de la Unión Europea. Mientras el mundo avanza con rapidez hacia la descarbonización y hacia sistemas energéticos más limpios, en la UE persiste una profunda división entre los defensores de las energías renovables y quienes apuestan por la nuclear como pilar de la seguridad energética.
Por un lado, los partidarios de las renovables —especialmente Alemania, Dinamarca, España y Portugal— sostienen que la caída de costos del solar y la eólica, junto con el desarrollo de tecnologías de almacenamiento, hace posible un sistema basado casi por completo en fuentes limpias y distribuidas.
En el lado opuesto, países como Francia, Finlandia, Hungría y la República Checa defienden que la energía nuclear es indispensable para garantizar un suministro estable y libre de emisiones.
La división energética en la UE: renovables frente a nuclear
Las llamadas de la Administración Trump al uso de combustibles fósiles no han frenado el despliegue renovable en las grandes economías del mundo, que al parecer están confiando, al mismo tiempo, su electrificación y las necesidades energéticas de nuevas industrias, como los centros de datos, al resurgir nuclear.
Pero en la Unión Europea esta situación genera ciertas discrepancias entre los países ‘Amigos de las Renovables’ -como España- y los pronucleares -liderados por Francia-, unas posturas que desde el sector llaman a conciliar al entender que la transición ha de ser renovable y nuclear, o no será.
La preocupación por la seguridad energética y de suministro tras el inicio de la invasión rusa de Ucrania puso de manifiesto la importancia de la diversificación de fuentes de energía domésticas, especialmente en el Viejo Continente, donde se sigue abogando por dejar atrás los combustibles fósiles.
Ello, unido a nuevas industrias vinculadas a la inteligencia artificial con una demanda de electricidad muy alta, ha devuelto a la palestra a la nuclear, una tecnología con una elevada capacidad de generación.
En un informe de 2022, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advertía de que conseguir el objetivo de cero emisiones netas sería «más difícil sin la nuclear», que no emite gases de efecto invernadero durante su operación, sino bajas emisiones durante su ciclo completo de vida.
Según el grupo de expertos Ember, la generación eléctrica mundial a partir de fuentes con bajas emisiones rondó el 41 % de la electricidad en 2024, frente al 39,4 % de 2023, impulsadas por una producción renovable récord.
También por un ligero incremento en la nuclear, cuya participación en el ‘mix’ global alcanzó, aun así, su nivel más bajo en 45 años (9 %), añade Ember.
Esta pérdida de peso coincide con la «rápida» evolución de la eólica y la solar, que de sumar sus cuotas (un 8,1 % y un 6,9 %, respectivamente) habrían superado a la hidráulica (baja en emisiones líder y con un 14,3 %) en 2024.
Cómo la crisis energética ha reactivado el interés por la nuclear
En su panorama eléctrico del primer semestre de 2025, la AIE avanza un nuevo hito: la generación con carbón está a punto de caer por debajo del 33 % por primera vez en el último siglo, ante el auge de la solar fotovoltaica y la eólica.
En un informe de 2022, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advertía de que conseguir el objetivo de cero emisiones netas sería «más difícil sin la nuclear».
En paralelo, prevé un crecimiento de la nuclear, como consecuencia de la reactivación de plantas en Japón, la puesta en marcha de nuevos reactores en China, India y Corea, entre otros, y una producción «sólida» en EE.UU. y Francia, potencias mundiales de esta tecnología.
De cumplirse, la generación nuclear global crecería cerca del 2 % durante el periodo 2025-2026.
Son muchas las voces que insisten en que el ‘Renacimiento’ nuclear no canibaliza el despliegue renovable, sino que ambas son necesarias y complementarias para la transición energética.
Postura de la que discrepan los ecologistas, que alegan que la nuclear es más cara y supone mayores riesgos, y avisan de que, para países sin suministro propio de combustible, puede acarrear una mayor dependencia de Rusia (con el uranio), como sucedió con el gas.
La carrera mundial para triplicar las renovables antes de 2030
Pese a batir récords, el mundo está lejos de su objetivo de triplicar la capacidad renovable para 2030, como constata un informe de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena), la presidencia brasileña de la COP30 y la Alianza Global de Renovables.
La disputa no es solo técnica, sino política y económica: influye en el diseño del mercado eléctrico, en la financiación de la taxonomía verde y en la capacidad de la UE para alcanzar sus objetivos climáticos
La falta de inversión, los retrasos en la modernización de las redes eléctricas y las debilidades en las cadenas de suministro son los grandes obstáculos que detecta el texto, que reclama aumentar la inversión anual en energías limpias a 1,4 billones de dólares entre 2025 y 2030, frente a los 624.000 millones de 2024.
















