El año 2017 está siendo en España uno de los años más duros en cuanto a pérdidas medioambientales se refiere. Por ejemplo, según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Medio Ambiente y Alimentación (MAPAMA), es el peor ejercicio del último lustro en superficie forestal quemada con más de 75.000 has y se acerca a la peor sequía desde hace 20 años, con reservas a menos del 48%.
En lo que va de año, España está sufriendo desastres de graves consecuencias medioambientales como los frecuentes incendios y severas sequías por todo el territorio. La consecuencia directa es el incremento de la erosión y desertificación del suelo, que tiene vital importancia para el ciclo hidrológico, la biodiversidad y la seguridad alimentaria entre otros aspectos. Además, su protección legal ha sido ignorada por las autoridades.
El año 2017 está siendo en España uno de los años más duros en cuanto a pérdidas medioambientales se refiere. Por ejemplo, según datos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Medio Ambiente y Alimentación (MAPAMA), es el peor ejercicio del último lustro en superficie forestal quemada con más de 75.000 has y se acerca a la peor sequía desde hace 20 años, con reservas a menos del 48%. Desde 1961 han ardido en España casi 8 millones de hectáreas sobre un total de unos 127 M de hectáreas de superficie forestal, solo esa cifra ya indica la magnitud del problema del fuego sobre la conservación de los suelos, la biodiversidad y la madurez de los ecosistemas forestales. Estos hechos hacen que más de 400 organizaciones europeas, agrupadas bajo la iniciativa ciudadana (ICE) People4Soil (Gente por el Suelo), exijan a la Unión Europea que establezca cuanto antes normas específicas para la conservación del suelo, un bien tan esencial para la vida como puede serlo el agua o el aire.
Según la Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE), coordinadores de la iniciativa People4Soil en España, y otras entidades colaboradoras de la misma (ver lista al completo de organizaciones nacionales e internacionales), entre las que se incluye Vida Sana,“sólo en España, la pérdida de suelo fértil es de 30 t por ha y año”. Los incendios forestales y la sequía son dos de los factores, pero también existen otros como “la actividad agraria convencional que degrada la tierra debido a la gran profundidad de los surcos de la maquinaria pesada, que destruyen el denominado horizonte orgánico del suelo de hasta 30 centímetros de profundidad”. Por otra parte, la mejora en la actividad económica en España representa un grave riesgo sobre los suelos al posibilitar otra burbuja inmobiliaria y de infraestructuras que puede iniciar otra vez procesos de urbanización sobre suelos fértiles y sobre la primera línea de costa como ya ha sucedido en periodos especulativos anteriores. El informe Protección a toda costa revela 53 puntos en todo el litoral de muy adecuada conservación, con grave riesgo de ser urbanizados y que debería ser protegidos. En Europa, “la presión sobre el suelo ha llegado a un punto crítico ya que cada día, una superficie de suelo fértil equivalente a 500 campos de fútbol acaba sellada por hormigón y asfalto”.
EL SUELO ES EL GRAN OLVIDADO
El suelo realiza funciones vitales que abarcan desde el suministro de alimentos a la captura de carbono o el soporte de la biodiversidad. Puesto que no son evidentes a primera vista, en las últimas décadas, lo hemos degradado, erosionado y maltratado sin prestarle atención.
En la actualidad, no existe ninguna legislación que proteja y asegure la conservación del suelo. La ICE People4Soil enfatiza que conseguir por ley la conservación del suelo sería “la principal forma de proteger a personas, plantas y animales de amenazas como los desastres ambientales, el cambio climático y los ‘venenos’ en tu plato”.