La Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (ADEGA) es una asociación ecologista democrática, independiente y sin ánimo de lucro que trabaja para la defensa del medio ambiente gallego y global, ahora cumple el 50 aniversario de su creación.
ADEGA aboga por un modelo de desarrollo ecológicamente sustentable y socialmente justo, por un modelo de desarrollo sin destrucción ambiental que reduzca las desigualdades dentro de cada país y entre países.
Cuenta con una amplia experiencia en gestión de voluntariado ambiental en los últimos años. Hoy en día la entidad gestiona numerosos proyectos de custodia del territorio, tanto en ámbito fluvial, terrestre como litoral.
Decana del ecologismo gallego, cumple 50 años: ‘Hay más conciencia ambiental’
Desde la lucha para frenar celulosas en los 70, la central nuclear de Xove, los vertidos radiactivos o el Prestige hasta intentarlo ahora con Altri, la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (Adega) cumple 50 años de historia que han contribuido a construir una mayor conciencia ambiental.
La decana del ecologismo gallego nació cuando el franquismo daba sus últimos coletazos y un grupo de personas del ámbito científico, cultural y político de Galicia, que ya tenía sus valles inundados por embalses y una celulosa en Pontevedra, decidió luchar contra la amenaza de nuevos proyectos industriales.
Entonces era Adega quien tenía que informar a las poblaciones locales para que se movilizasen contra un proyecto; hoy, son los vecinos quienes, antes de que la asociación tome conocimiento de una amenaza, acuden a ella pidiendo ayuda y asesoramiento, cuenta en una entrevista Manuel Soto, presidente entre 1997 y 2003.
«Hay una conciencia mayor» y «más transversal«, que se extiende a toda la sociedad y no solo a los vecinos afectados. «Y creo que en eso un punto de inflexión pudo ser precisamente el Prestige y Nunca Máis«, dice.
Tras el vertido del Prestige en 2002, miles de personas se arremangaron para limpiar chapapote, lo que dio inicio al voluntariado medioambiental tal y como lo conocemos hoy, defiende el expresidente de la asociación.
«Adega posiblemente fue la entidad que coordinó un mayor número de voluntariado, hablamos de 40.000 jornadas de trabajo«, señala. Ese voluntariado se ha extendido hasta la actualidad, con la limpieza recurrente de playas o ríos o la respuesta a vertidos como el de los pellets de 2024.
Pero la movilización por el Prestige fue solo uno de los grandes éxitos de Adega en su medio siglo de historia. Muchos llegaron en los primeros años, contra «una ola de industrialización muy agresiva en la cuestión ambiental y que al mismo tiempo buscaba simplemente extraer recursos naturales».
Su lucha logró impedir la construcción de nuevas celulosas en Galicia, frenar la central nuclear en Xove (Lugo) y, ya en los 80, una moratoria en los vertidos radioactivos en la fosa atlántica.
«El papel de Galicia en conjunto fue determinante«, destaca Soto. Activistas de Adega se encadenaron en puertos ingleses y participaron junto a Greenpeace en una operación «con riesgo para sus vidas» para interceptar cargueros que arrojaban bidones radioactivos al mar, saldada con detenciones.
También frenaron proyectos eólicos en los tribunales y la construcción de más embalses, se redujo a la mitad la capacidad de la incineradora de Sogama y se impidió la instalación de otras y se puso en marcha el primer programa de educación ambiental.
La macrocelulosa que Altri quiere instalar en Palas de Rei (Lugo)
Ahora, las alarmas están en la macrocelulosa que Altri quiere instalar en Palas de Rei (Lugo), cuyo destino será «decisivo«, según Soto: si se frena, porque reforzaría el poder local y colectivo para decidir, y si se construye, porque el mazazo «hundiría en el desánimo» a la población.
«Hoy hay una ansiedad por la cuestión ambiental, la ecoansiedad, y creo que si esto fracasa, crearía más ansiedad en el ámbito gallego, de indefensión contra este tipo de proyectos«, señala el también ex secretario general de Adega.
Altri supondría además la «expansión de la eucaliptización hacia el interior«, alerta el ecologista, que pide un cambio de modelo forestal.
Miles de personas salieron a las calles este verano para pedir ese cambio y que no se repita la ola de incendios que en agosto hizo de 2025 el segundo año con mayor superficie forestal quemada en la historia de Galicia.
Esa preocupación social va a aumentar, anticipa Soto, porque los incendios se van a seguir agravando.
Adega también está centrada en proyectos ligados a la transición energética y tecnológica, como la eólica o las minas de Touro (A Coruña) y Doade (Beariz, Ourense), esta última declarada «estratégica» por la Unión Europea.
50 años cuidando del Planeta
Adega está conmemorando su medio siglo con la exposición itinerante ‘50 anos coidando a terra‘, que hace un repaso de su trayectoria y de todas sus movilizaciones por el medioambiente.
En la muestra se recuerdan algunos de los principales nombres de los primeros años de Adega, como Domingo Quiroga -primer presidente-, Xosé Manuel Beiras, Fernando García Laxe, Xosé Luis Fontenla o Bar Boo.
Soto, a punto de cumplir 40 años en la asociación, añade otras figuras de décadas posteriores, como Ramón Varela, Carlos Vales, Adela Figueroa y Virginia Rodríguez, y a los voluntarios.
«Adega acumula no solo la gente de una directiva muy amplia, más de 30 personas, sino también el colectivo activista, centenares de personas. Van acumulando una experiencia y esta idea de que siempre va a haber que luchar por la defensa de la Tierra», dice. EFE / ECOticias.com

















