La producción agrícola industrial también es conocida como agricultura intensiva y se basa en la producción de alimentos y otros productos agrícolas mediante el uso de tecnologías avanzadas, maquinaria, insumos sintéticos (como fertilizantes, pesticidas y herbicidas); además de prácticas optimizadas para lograr la mayor eficiencia y rendimiento.
Precisamente, en este tipo de producción agrícola industrial han puesto sus miras entidades como OCDE y la FAO que apuntan a que este modelo impacta de manera negativa en la conservación y preservación del medio ambiente.
En cambio, como aseguran estas organizaciones, si se opta por otros métodos de producción de aquí a unos años se podría no solo acabar con la desnutrición, sino además favorecer al medio ambiente con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Apostar por una producción agrícola menos contaminante
La reducción de las emisiones de efecto invernadero en un sector agropecuario que crece a nivel mundial para alimentar a la creciente población es algo necesario y factible, afirmaron este martes la OCDE y la FAO.
En su informe conjunto anual de Perspectivas Agrícolas para la próxima década, publicado hoy, ambas organizaciones aseguraron que si se adoptan métodos de producción y de gestión de tierras más eficientes para 2034 «se puede eliminar la desnutrición» y, a la vez, reducir las emisiones un 7 % respecto a los actuales niveles.
El documento prevé un aumento de la producción agrícola, ganadera y pesquera de un 13 % durante ese período, impulsada sobre todo por la creciente demanda en países de ingresos medios, especialmente la India y los países del sudeste asiático, debido al aumento de los ingresos de la población.
En cambio, la demanda de China se estabilizará debido al leve declive de su población, su estancamiento económico y la consolidación de sus pautas de consumo, por lo que su aportación al crecimiento de la demanda será menor.
Mientras la demanda alimentaria continúa creciendo debido al incremento de la población y la necesidad de eliminar la desnutrición en amplias regiones del mundo, «el reto es reducir el impacto ambiental de la producción agrícola a la vez que se garantiza la seguridad alimentaria», recalca el informe. Destaca especialmente el aumento de la demanda de productos alimentarios de origen animal, que está previsto que sea del 16,6 %, por lo que los inventarios de vacuno, porcino, ovino y aves se incrementarán en un 7 %.
La OCDE y la FAO prevén un crecimiento de la productividad en la ganadería de los países de ingresos medios, a través de mejores técnicas y piensos de mejor calidad. También avanzan un declive de los precios de los productos agrícolas a medio plazo debido al aumento de la productividad, lo que aumentará la presión sobre los pequeños productores.
Las dos organizaciones indican que dentro de diez años un 22 % de todas las calorías consumidas habrá cruzado una frontera, por lo que consideran «crucial» un sistema comercial basado en reglas a fin de garantizar la seguridad alimentaria y evitar disrupciones en el suministro. El informe prevé también que la mayor eficiencia energética y el creciente uso de las renovables significará una reducción de los precios de la energía en el sector, por un menor uso de los combustibles fósiles. EFE / ECOticias.com