La Comisión Europea (CE) presentó hoy miércoles su borrador presupuestario para el periodo 2028-2034, en el que centraliza en los gobiernos la gestión de la mayor parte de los recursos, recorta la dotación de las ayudas agrícolas (PAC) y multiplica los recursos destinados a la seguridad y defensa dentro de un nuevo fondo de competitividad.
El Ejecutivo comunitario propone una reforma de gran calado del próximo Marco Financiero Plurianual (MFP), aunque su tamaño en términos económicos es prácticamente idéntico a las cuentas actuales.
Así, en aras de la flexibilidad y la simplificación de las cuentas, la propuesta reduce significativamente el número de programas e introduce como gran novedad un gran fondo en el que se incluirán las ayudas regionales y agrícolas, además de las de pesca y las destinadas a migración y gestión de fronteras.
PAC reformada a partir de 2028
Tras meses de especulaciones, la Comisión Europea ha presentado su propuesta para la Política Agrícola Común (PAC) post 2027. Incluye algunas mejoras para que la distribución de los fondos de la PAC sea más justa, como la limitación de las ayudas por hectárea en favor de los agricultores que más las necesitan.
Sin embargo, la propuesta corre el grave riesgo de socavar los esfuerzos para fomentar prácticas agrarias sostenibles, al conceder a los Estados miembros plena flexibilidad para definir sus propios programas y suavizar los requisitos ambientales para acceder a las ayudas.
A esto se suma la propuesta de presupuesto europeo, donde el único fondo específico para la naturaleza podría desaparecer, arriesgando la capacidad de la UE para afrontar retos clave para la seguridad, como son el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
«La Comisión Europea parece haber olvidado que estamos en medio de crisis climáticas y de biodiversidad que ya se están cobrando vidas y costando millones. Son crisis que empeoran por la forma en que producimos los alimentos. Si los Estados miembros tienen pleno control sobre la distribución del dinero de la PAC, sin objetivos de gasto para las medidas medioambientales, es probable que disminuyan los incentivos para que los agricultores protejan la naturaleza.
Y sin normas claras sobre el gasto, los gobiernos podrían sucumbir a la presión política y canalizar los fondos en beneficio de sistemas agrícolas explotadores de las personas y la naturaleza», afirma Celsa Peiteado.
Propuesta
Algunos puntos destacados de la propuesta:
No hay financiación específica para pagos medioambientales
La Comisión concede a los Estados miembros plena flexibilidad para fijar objetivos de gasto para los pagos medioambientales. Como ya se ha señalado, sin una indicación clara del gasto, las acciones agroambientales y climáticas (que son voluntarias) resultarán aún menos atractivas, y en su lugar podrían priorizarse sistemas de producción de alimentos industriales más perjudiciales, por dejar fuera de juego a las explotaciones de mayor importancia social y ambiental.
Marco de rendimiento
La Comisión propone dar más flexibilidad a los Estados miembros. En contraprestación debería reforzarse la rendición de cuentas y condicionar la liberación de fondos al cumplimiento de objetivos europeos en materia ambiental y social, también para el sector agrario.
Tope máximo a las ayudas y pagos degresivos
La Comisión propone limitar los pagos por hectárea, que han beneficiado principalmente a las grandes explotaciones y, a menudo, han apoyado prácticas insostenibles. En su lugar en la reformada PAC, estos fondos se redirigirían a los agricultores que más los necesitan, como los jóvenes. Esto contribuirá a diversificar el sector y a hacerlo más resistente, impulsando el necesario relevo generacional en el campo.
Condicionalidad
La Comisión lleva tiempo afirmando que esta PAC sería «menos sobre obligaciones y más sobre incentivos». Sin embargo, en esta propuesta, las obligaciones para acceder a las ayudas públicas (actual condicionalidad) se reducen al mínimo, sin que tampoco haya garantías de que vaya a haber más incentivos. Los Estados miembros tendrán una gran responsabilidad, ya que serán plenamente competentes para decidir qué sistema de ayudas establecer para la protección de los recursos naturales y la adaptación al cambio climático del sector agrícola y ganadero.
Celsa Peiteado añade: «El discurso de la Comisión para justificar el abandono de las obligaciones en favor de los incentivos es pura fachada. ¿Dónde están esos famosos incentivos? ¿Seguirán los Estados miembros ignorando los objetivos ambientales y sociales que tenemos que cumplir como Unión Europea?
No tener un plan real para proteger nuestras aguas de la sobreexplotación y la contaminación difusa, o para evitar la pérdida de polinizadores y la desertificación del suelo, es un gran error que acabarán pagando tanto los agricultores como los ciudadanos. Y pondrá, en primer lugar, en riesgo a la agricultura y ganadería que más necesitamos».
Desde WWF España se apunta que garantizar una producción de alimentos sana y sostenible, con una PAC adecuada, debe ser una de las prioridades de la UE en los tiempos que corren. Construir más Europa depende de que la futura PAC y el Marco Financiero que la acompaña apoyen una transición justa y común para la agricultura y la ganadería, algo que de momento se desdibuja en las propuestas presentadas por la CE.
Marco Financiero Plurianual (MFP)
Esta reforma de la PAC, a diferencia de períodos anteriores, se presenta por primera vez junto con la propuesta del próximo Marco Financiero Plurianual (MFP), el presupuesto de la UE de 2028 a 2034. En el mismo, se reduce la financiación existente para el clima y la naturaleza, lo cual, resta herramientas a la UE para hacer frente a las acuciantes crisis de clima y biodiversidad, en medio de otro verano de olas de calor e incendios forestales.
Aunque se acoge positivamente la decisión de la Comisión Europea de mantener un objetivo específico de gasto para el clima y la biodiversidad amplio del 35%, es preocupante que el nivel de ambición sea inferior al del presupuesto anterior. Con un objetivo global para aspectos ambientales se corre el riesgo, además, de restarle fondos a la naturaleza y que se prioricen otras inversiones verdes en detrimento de las dedicadas a la biodiversidad.
A la espera de que la Comisión Europea publique el detalle de sus propuestas legislativas, el futuro del programa LIFE, el único instrumento de la UE dedicado exclusivamente a la naturaleza, el clima y el medio ambiente, es incierto. Si los rumores sobre su desaparición se confirmaran, la financiación en favor de la biodiversidad se reduciría drásticamente, en un momento en que los fondos para la naturaleza deberían incrementarse para garantizar la aplicación de la Ley de Restauración de la Naturaleza.
El próximo presupuesto de la UE debe seguir dando prioridad a las inversiones positivas para el clima y la naturaleza fijando objetivos de gasto vinculantes y ambiciosos al respecto. Sólo así se avanzará en otras prioridades emergentes, como es la seguridad, que depende del cuidado de las personas y el planeta.
La propuesta de la reformada PAC será debatida por los Estados miembros a lo largo del próximo año y también necesitará la aprobación del Parlamento Europeo. Mientras las inundaciones y las sequías sigan afectando a las cosechas de los agricultores, los responsables políticos deberían mirar más allá de los beneficios a corto plazo y los réditos políticos individuales, y dar prioridad al bien mayor de la sociedad. ECOticias.com