Australia ya está probando el tren del futuro. Una pieza atractiva que no necesita el uso de combustibles. El sector de los trenes está atravesando una transformación tan profunda como la del resto de medios de transporte. La sostenibilidad es una de sus grandes búsquedas, razón por la que están apareciendo cada vez más modelos que desafían lo conocido. Debido a la pieza que se está gestando en Australia, pronto el país de Oceanía podría dar cátedra solo como “viajar al futuro”.
Australia confía su transporte al tren del futuro
Tras el furor ocasionado por los trenes de hidrógeno de India, Australia se ha posicionado en el centro de la escena. Está probando el tren eléctrico (por lo que no usa combustibles) que podría cambiar el paradigma impuesto. Produce una cantidad tal de energía que atesora una autonomía prácticamente infinita.
Hace poco que Australia puso en funcionamiento un tren que parece traído del futuro o sacado de una película de ciencia ficción: Infinity Train. Propone algo con lo que los expertos llevan años soñando: el recorrido de cientos de kilómetros sin cargadores ni cables. Esto es posible porque genera su propia energía.
La iniciativa se encuentra en etapa de pruebas. Con el avance del proyecto, se busca cambiar el transporte de mercancías desde las minas de Pilbara hasta el puerto de Perth. Su responsable es Fortescue, gigante minero que lleva años dedicado a la disminución de emisiones.
Ahora tiene en sus manos la primera locomotora capaz de recargarse sola en una trayectoria de 1100 kilómetros. La clave está en la gravedad.
Funcionamiento del tren del futuro probado en Australia
Mientras baja con más de 34 000 toneladas de mineral de hierro, la máquina va acumulando electricidad a través de un sistema de frenada regenerativa creado junto a Williams Advanced Engineering. Queda un resultado simple, pero impactante.
Al llegar al puerto, las baterías quedan llenas y el tren cuenta con suficiente energía para volver vacío a la mina. Un ciclo infinito en el que la fricción que produce la carga pesada es la que abastece al mismo transporte. Aunque suena a un proceso sencillo, sienta un precedente dentro de la industria ferroviaria.
Este progreso no se trata de una prueba aislada. Fortescue posee más de 50 locomotoras diésel que planea reemplazar de forma progresiva. Su meta es trabajar con una flota 100% eléctrica para 2030. Contexto que supondría dejar de consumir 82 millones de litros de diésel cada año.
El equivalente a recortar 264 000 toneladas de CO2 anuales. Una respuesta directa para uno de los problemas ambientales más fuertes de la minería. El Infinity Train concretó su primer trayecto de validación meses atrás, por lo que su funcionamiento en contextos reales está confirmado.
¿Qué pasará con el tren eléctrico de Australia?
La empresa prepara más unidades para verificar la seguridad y capacidad de carga de la repetición del sistema. Uno de los aspectos más llamativos es que no requiere de infraestructura adicional, algo que lo hace atractivo en un sector que suele destinar grandes sumas de dinero a cables y electrificación.
El recorrido fue elegido estratégicamente. Los 600 metros de desnivel entre la mina y el puerto permiten que la energía producida al caer sea más que suficiente para asegurar el viaje de vuelta. En otras rutas no resultaría tan fácil, aunque los expertos de Williams consideran que este sistema podría replicarse en otros corredores parecidos de transporte pesado.
Este tren futurista significa mucho para Australia, que se convertiría en un país pionero en la tecnología que podría ser un referente en la transición energética. Su verdadero alcance se pondrá de manifiesto cuando el Infinity Train comience a transportar mineral a gran escala y sostenga el sistema por tiempo indefinido. En paralelo, el sector se maravilla con estos trenes que podrían romper la barrera del sonido.