Europa se despide de su sueño de hidrógeno y concentra sus esfuerzos en la tecnología del futuro. Así, le da la razón a España. Ante el avance del cambio climático y el calentamiento global, la necesidad de encontrar nuevas formas de abastecimiento energético es imperante. Esto no solo aplica en el ámbito doméstico, sino también al sector automovilístico.
La gasolina y el diésel han demostrado su valía durante décadas, pero ha llegado el momento de decirles adiós debido a la alta huella ambiental que dejan en el mundo. Bajo este marco, la movilidad eléctrica está revolucionando la manera en la que el ser humano se desplaza. Aunque aún no está tan instalada como la movilidad de combustión promete una solución limpia, eficiente y sostenible.
La conducción eléctrica es cada vez más viable en Europa. Prueba de ello es la reciente implantación de la red de carga más grande del continente. Atlante, Electra, Fastned e IONITY constituyeron Spark Alliance, nombre con el que han bautizado a esta red de carga. Los directores ejecutivos de estas cuatro compañías europeas confirmaron que este proyecto en París busca desarrollar una red de carga unificada, simplificando la experiencia de carga. Comenzará a operar el próximo verano.
Europa acelera la adopción de la movilidad eléctrica, esta vez en vehículos pesados
Otra prueba más de que Europa está cada vez más cerca de la movilidad eléctrica y más lejos del hidrógeno es la reciente información que llega de la marca MAN. Ha realizado una prueba satisfactoria con el camión eléctrico eTGX en un viaje de 3400 km desde el Ártico hasta Múnich utilizando una sola carga pública.
El también llamado “Polarexpress” completó con excelentes resultados un camino de 3400 kilómetros desde el Círculo Polar Ártico, en el norte de Suecia, hasta la ciudad de Múnich. Durante el estudio, se probó la autonomía y eficiencia del vehículo, además de su viabilidad real en condiciones invernales extremas.
Pese a la presencia de temperaturas gélidas, carreteras repletas de nieve y neumáticos con una mayor resistencia al rodaje, el camión eléctrico anotó con consumo medio de 117 kWh por cada 100 kilómetros.
En regiones más cálidas, como Dinamarca y Alemania, el consumo bajó hasta los 105 kWh/100 km, un aspecto que muestra una eficiencia destacada para una pieza de 32 toneladas. Con esta prueba, MAN logró causar el mismo furor que Mercedes-Benz cuando probó su camión eléctrico eActros.
Un paso más para adoptar la movilidad eléctrica en Europa: el camión de MAN
Durante la ruta, el camión eléctrico de MAN registró un consumo total de 4500 kWh. 670 kWh de ellos se recuperaron a base de una frenada regenerativa y las bajadas, disminuyendo el consumo neto a 3830 kWh. Dicho ahorro energético consolida la eficiencia operativa el método de propulsión eléctrico en condiciones reales.
Toda la carga se efectuó con la infraestructura pública disponible, lo que pone de manifiesto la red de carga funcional ya presente para viajes largos previamente planificados en Europa.
Las estaciones usadas brindaban electricidad de fuentes renovables, anotando una disminución de hasta 2,7 toneladas de emisiones de CO2, comparado con un camión diésel que consume 27 litros/100 km en promedio.
Potencial del camión eléctrico de MAN en Europa
El increíble potencial encontrado en el camión Polarexpress muestra que los camiones eléctricos ya tienen la capacidad de trabajar en escenarios reales, aguantando climas extremos y distancias largas.
La tecnología probada en Europa proporciona una baja considerable de emisiones de gases de efecto invernadero, menor contaminación acústica en espacios urbanos, empleo de electricidad renovable, mejora en eficiencia energética y ahorros económicos a medio y largo plazo.
Con propuestas como esta, Europa empieza a despertar del sueño del hidrógeno y darle la razón a España, un país que lleva años apostando por la movilidad eléctrica con planes de apoyo económico a la compra de vehículos electrificados como el MOVES.













