Cada vez hay menos excusas para comprar un coche eléctrico, sobre todo después de hallarse una solución para uno de los mayores problemas de la recarga eléctrica. En 2025, ya podemos permitirnos soñar con vehículos eléctricos, movidos por hidrógeno y hasta inteligencia artificial integrada. Aspectos que antes asociábamos con el futuro del automóvil hoy están más presentes que nunca. La nueva era de la movilidad ya ha llegado, modificando la forma en la que nos movemos.
La recarga eléctrica encuentra solución a uno de sus problemas más graves
Después de que Asia asustara al mundo con la estación de recarga eléctrica imposible, ha salido a la luz la nueva solución de recarga eléctrica que irrumpe en el sector. Uno de los obstáculos por los que los conductores no compran coches eléctricos e híbridos enchufables es que no tienen dónde cargarlos.
No cuentan con un cargador en casa o en el trabajo. Ante este escenario, les preocupa que la infraestructura de carga disponible no sea lo suficientemente grande como para que puedan cargar su vehículo cuando lo necesitan. Es un problema real que no podría solucionarse con la sola instalación de varias estaciones de carga.
Para que todos los potenciales conductores de coches enchufables pudieran cargar sus vehículos, tendría que existir una estación con varios cargadores en cada calle. “Lo que tendría más sentido es poner un cargador en cada farola”, explica el medio Motorpasión.
Sería una solución óptima para aprovechar las plazas de estacionamiento existentes en todos los municipios. Así las cosas, aunque su potencia de carga no fuera muy elevada, los usuarios sin plaza de garaje que dejan su vehículo en la calle podrían aprovechar para hacer una recarga eléctrica.
También se aprovecharía la infraestructura eléctrica. Esta idea ha pasado del papel a la práctica en varias ubicaciones.
La solución definitiva para la recarga eléctrica de coches enchufables
Pese a que a simple vista parece una solución adecuada para la recarga eléctrica, un inconveniente niebla su potencial: los delincuentes y vándalos. En algunos lugares, se está robando cobre. Además, existen algunos actos de vandalismo. Por una razón u otra, múltiples cargadores públicos ya no pueden cumplir su función.
Representa un perjuicio para los usuarios que no pueden concretar su recarga eléctrica. Pero también es malo para los operadores, que pierden dinero por las recargas que pueden llevarse adelante. Además, volver a activar los cargadores dañados requiere de un coste por mantenimiento o reparación.
La compleja situación del sector ha llevado a una empresa a crear cargadores a tres metros de altura. Un proyecto que lleva el sello de la compañía Voltpost. Acaba de presentar un nuevo modelo de cargador con estas características y comenzará a probarlo en Brooklyn, Nueva York, Estados Unidos, bajo el nombre de Voltpost Air.
El invento son módulos compactados rápidos y sencillos de instalar. Ocupan poco espacio y apenas alteran el diseño habitual de las farolas. Existen varios diseños disponibles de este cargador, que puede ser tanto individual como doble. Esto se traduce en que de una sola farola pueden salir dos puntos de carga.
Esta recarga eléctrica echa abajo los problemas del pasado
Contempla una potencia máxima de carga de 9,6 kW por punto de carga. Su carga es lenta, aunque este aspecto no es un perjuicio del todo, puesto que los vehículos que se estacionan en la calle la mayor parte del día en la vía pública “no tienen prisa”.
Una vez que el cliente activa la carga desde la aplicación, se abre una trampilla para liberar el cable retráctil y dejar que caiga. Cuando ya no se le da uso, el cable se repliega y queda recogido a tres metros de altura.
La metodología de esta recarga eléctrica hace más difícil que los delincuentes culminen sus planes. Mientras se determina qué sucede con esta innovadora tecnología, Moeve ya dispone en 100 puntos estratégicos de carga eléctrica ultrarrápida en España y Portugal.