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jueves, junio 8, 2023

Tigre en Benidorm mata a su cuidadora

Los hechos

El sábado 2/7 aproximadamente a las 17 horas, un tigre escapó de su lugar de alimentación y descanso en el parque zoológico y temático Terra Natura ubicado en la localidad alicantina de Benidorm; se especula que porque la puerta quedó abierta a causa de un descuido.

El animal salió del recinto y atacó a una empleada que tenía más de 8 años de experiencia en el trato con felinos y animales en general, pero que nada pudo hacer ante la acometida de un animal salvaje. Esto ocurrió en la zona no habilitada al público.

En cuanto el personal del parque se percató del incidente, el tigre fue sedado y la ayuda sanitaria que se apersonó de inmediato en el sitio pudo acceder a la empleada agredida, pero ya era tarde por lo que se limitaron a certificar su defunción.

Ante la grave situación que le costó la vida a esta mujer, el tigre ha sido puesto en aislamiento. Se ha abierto una instancia judicial con el fin de esclarecer los hechos que llevaron a que esta persona fuera víctima del ataque de la fiera y seguramente se sabrá qué es lo que decide el juez respecto al futuro del animal.

La empresa mediante un comunicado oficial ha dado las condolencias a la familia de su empleada y ha recalcado que los protocolos de seguridad para el manejo de fieras se siguen al pie de la letra en su centro, por lo que no se explican qué es lo que pudo ocurrir.

Una explicación muy simple

La raíz del problema está en la existencia de este tipo de lugares donde se coge a un animal que por naturaleza es salvaje y se lo confina toda su vida a estar en un lugar donde su libertad está completamente limitada por paredes, alambradas e infinidad de barrotes.

Desde hace ya un tiempo se han querido “reinventar” los zoológicos, ampliando los espacios con los que cuentan los animales, esforzándose por que éstos estén “entretenidos” y hasta escondiendo o camuflándoles la comida, para que agucen el ingenio buscándola.

Pero ninguna de estas estratagemas sustituye a algo llamado: libertad, que es para lo que han nacido los animales salvajes, que dentro de estos sitios están reprimidos y controlados, pero jamás pierden sus instintos más básicos.

Y claro, en cuanto se presenta la más mínima oportunidad, dichos instintos de desatan y cuando lo hacen, el animal acaba por volcar su frustración en el primer representante de la raza que lo tiene cautivo que se le cruza y pasa lo que pasa.

Seguimos con lo mismo

Desde estas páginas venimos denunciando desde hace ya mucho tiempo, que estos lamentables incidentes seguirán ocurriendo mientras los seres humanos sigan teniendo animales salvajes en confinamiento, con el fin de pasar un buen rato observándolos.

Hace poco más de un mes el gorila Harambe fue sacrificado en un zoo de Cincinnati cuando un niño cayó accidentalmente en su recinto, semanas más tarde Yuma, un jaguar que vivía en un zoo en la Amazonia, se “descontroló” mientras lo exhibían al paso de la antorcha olímpica, como parte de los preparativos de las Olimpíadas de Río 2016 y fue acribillado a tiros y el sábado sucedió esto en nuestro propio país.

Se ha perdido una preciosa vida humana, la de una mujer que se dedicó durante los últimos años a cuidar a estos animales y esto no tiene precio ni justificación. Obviamente conocería muy bien los riesgos que corría, pero su fin es completamente lamentable.

Ahora queda saber qué es lo que decidirá el juez respecto a la vida del tigre, un animal que no solo no tiene libertad, sino que tampoco podrá defenderse explicando que sus instintos son más fuertes que todos los protocolos y las constricciones y que actuó como era previsible que lo hiciera, sin que por ello se le pueda calificar de asesino.

Tampoco podrá contar que su único anhelo es vivir en un lugar donde no tenga horarios para comer, ni rejas que le impidan elegir hacia dónde ir o le indiquen cuándo debe dormir y que en realidad le gustaría elegir a su pareja y no que se la impongan, entre muchos más argumentos.

No más zoos

No nos cansamos de repetirlo: No más zoos. Esa es la solución a todos estos problemas. Para ver el comportamiento de un animal salvaje hay infinidad de documentales, películas y videos y aunque no sea posible sacarse un “selfie” con ellos, aprenderemos más que viéndolos dentro de una jaula.

Los zoológicos son un negocio que se lucra de la cautividad de cientos de animales, pero funcionan porque hay infinidad de personas que están dispuestas a abonar la entrada. Si se acaba la demanda, se terminará la oferta.

Sería bueno que los visitantes se concienciaran de que cada vez que pagan una entrada para visitar un zoo, compran un pedacito de esa libertad perdida por los animales que allí se exponen; así que la solución está en las manos de todos: no concurran a los zoos y no solo no serán cómplices de su cautiverio, sino que contribuirán a que esta “salvajada humana” se termine de una vez por todas.

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