“El domingo 31/12/2017 entró en vigor la prohibición vender productos de marfil en China. Los activistas que defienden la vida silvestre han aclamado esta medida y la consideran un hito muy importante, para la conservación del elefante. Mientras tanto, al otro lado del mundo, Trump permitirá nuevamente la importación de trofeos de marfil.”
La ONU y sus excepciones
La CITES (Convención sobre el Comercio Internacional para las Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestre) de la ONU, entró en vigor en 1975 y uno de sus puntos se refería específicamente, a la prohibición internacional del comercio del marfil. Pero China no se avino al mismo y continuó permitiendo su comercialización.
Para colmo de males, en 2008 la misma CITES le concedió al país una excepción, que les permitió hacer una compra única de marfil registrado, que ascendió a 70 toneladas y que fue criticada por todos aquellos, que defienden la erradicación del comercio de este material.
Un mercado peligroso
China, que era uno de los mercados más grandes del mundo, en manufactura y venta de marfil africano, anunció en 2017 que, a finales de ese mismo año, prohibiría todo el comercio interno y el procesamiento, de dicho material.
La mayor presión provino de los enormes problemas que existen con la caza furtiva de estos paquidermos, en lugares como Tanzania o Kenia, que alimentaban la enorme demanda del gigante asiático, muchos de cuyos habitantes, consideran este material como un símbolo de estatus social y económico.
Multitud de organizaciones y hasta los gobiernos de muchos de los países africanos implicados, pedían a China que detuviera este comercio, que estaba poniendo a los elefantes africanos en grave peligro de desaparecer (de hecho, su estatus es de especie Vulnerable).
En cuanto China anunció su intención de prohibir completamente el mercado del marfil dentro de sus fronteras, las tiendas que vendían exclusivamente marfil comenzaron a cerrar, al tiempo que el precio de este material cayó en picado (un kilo, que podía valer hasta 2000 €, quedó en menos de 500).
El próximo paso para los activistas es lograr, que otro de los mercados más importantes, el de Hong Kong, se una a estas estas medidas y acabe con el comercio del marfil, aunque aparentemente esto no sucederá en los próximos cinco años.
La contrapartida norteamericana
Los EEUU tienen su propia lista de animales en peligro de extinción y en ella figuran los elefantes africanos (Loxodonta africana), aun así, Trump ha decidido levantar una prohibición impuesta por el ex presidente Obama, referente a la importación de trofeos de elefantes al país.
Revirtiendo la antigua veda, ahora es posible que los restos de los elefantes, que sean cazados de manera legal en países como Zimbabue y Zambia, sean objetos de importación e ingresen libremente a los EEUU, como trofeos.
La defensa a esta medida se apoya en que, estos países son incapaces de mantener el estado de conservación de los elefantes, sin contar para ello con el enorme aporte económico, que les significa la caza legal y la fabricación y exportación de trofeos.
Los detractores recuerdan que, en su momento EEUU fue de las naciones que encabezaron la lucha contra el comercio del marfil, por lo que este tipo de acciones minan la credibilidad del país y no ayudan en nada a los elefantes.